Foto tomada de Cubadebate

Por: Roberto Morejón

Uno de los principales promotores del golpe de estado en Bolivia en 2019 y actual gobernador del departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, sigue atizando el odio.

Como máximo responsable de un acto protocolar en el rico e industrializado departamento, el directivo de la alianza derechista Creemos NO permitió que el vicepresidente David Choquehuanca hablara a nombre del gobierno nacional.

Los seguidores de la prepotente autoridad de Santa Cruz fueron más lejos al agraviar la whipala, bandera de los pueblos originarios, al bajarla de forma abrupta del mástil donde fue izada por Choquehuanca.

Como era de esperar crecientes sectores de la mayoritaria población indígena, legisladores y el gobierno de Bolivia reprobaron contundentemente el ultraje en Santa Cruz, enfilado contra uno de los símbolos patrios, reconocido así por la Constitución.

Calificado de racista, el gesto fatídico refuerza la opinión de que desde allí fuerzas oscuras alientan el separatismo, además del abierto desafío al gobierno central.

Camacho no logra frenar su impotencia por obtener un tercer escaño en las últimas elecciones presidenciales, con apenas 16 por ciento de votos, muy alejado del hoy primer mandatario, Luis Arce.

Hijo de un individuo a quien señalan como contacto entre sectores uniformados participantes en el golpe contra el expresidente Evo Morales, Luis Fernando Camacho ha antagonizado abiertamente con la administración de Arce. 

Igualmente trata de ahondar desconfianzas entre habitantes de los llanos orientales y los de las zonas andinas, además de asumir conductas como si Santa Cruz fuera su feudo y no uno de los 9 departamentos de Bolivia.

País multicultural, en Bolivia no debería existir espacio para ahondar en las diversidades, con su particular historia y costumbres.

Como señalara agudamente el presidente Luis Arce, en Bolivia se debe avanzar y salir de la lógica discriminatoria existente en la colonia.

Los autores del menosprecio a emblemas muy queridos no deberían lamentar ahora la ola de rechazo e incluso la apertura de procesos penales.

En su lugar les correspondería dedicarse a pulsar los anhelos de los habitantes de Santa Cruz, donde si bien la riqueza natural e industrial es notable, subsisten requerimientos insatisfechos, ignorados por el gobernador.