Imaen / IberoEconomía
Por: Guillermo Alvarado
En los últimos tiempos, y para sorpresa de algunos, Estados Unidos se ha convertido en uno de los principales polos de atracción de capitales depositados en las llamadas cuentas “off shore”, o fuera de plaza, por lo general abiertas con fines no del todo honorables.
Digo que sorprende a algunos, porque ese es un país que gusta de presentarse como el líder de la transparencia, que de hecho se otorga la potestad de sancionar a quienes considera opacos en el manejo de las finanzas, locales y foráneas, y siempre hay quien puede creerse el discurso.
Sin embargo el reciente informe, denominado Papeles de Pandora, publicado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, formado por unos 280 comunicadores de más de 100 países, demuestra el activo y creciente papel de la potencia norteña en estos oscuros manejos.
Abrir una cuenta, o crear una empresa fuera de plaza no es en sí mismo un delito, se trata de una operación cotidiana ejercida por bancos o firmas de abogados a petición de clientes adinerados.
El problema está en el objetivo o fin último de esa transacción, sobre todo cuando trata de evadir impuestos, engañar al fisco u ocultar dinero de origen ilícito, sean sobornos, malversaciones, robos o fruto del crimen organizado.
Dakota del Sur, Florida, Nevada, Texas, Delaware, comenzaron ya a desplazar a las pequeñas islas del Caribe o países asiáticos, sembrados en el imaginario popular como tradicionales paraísos fiscales.
Sucede que el negocio de ayudar a los súper ricos a ocultar sus fortunas en medio de la más absoluta discreción da muy buenas ganancias, tanto a los bancos como a los abogados que se encargan del tema.
Nada que sea lucrativo es ajeno a los intereses de Estados Unidos, que por un lado presume probidad y por el otro permite legislaciones blandas para recibir chorros de dinero en su sistema financiero.
Washington ejerce presiones sobre otros países para que sus bancos compartan información sensible, pero en 2014 se negó a sumarse a una iniciativa internacional que obligaría a sus instituciones a entregar datos acerca de los activos extranjeros que tienen en sus manos.
Gracias a las leyes permisivas en 17 estados norteamericanos, bufetes como Baker McKenzie se ha convertido en uno de los principales pilares de la economía oscura que beneficia a los ricos a costa de gobiernos y pueblos, afirma el reporte del consorcio que develó los Papeles de Pandora.
Vean ustedes que paradoja, Estados Unidos forma parte de los aparatos de inteligencia financiera internacional para perseguir paraísos fiscales, pero a la vez fomenta esa actividad en su interior. ¿Curioso, no?