Foto: Archivo/RHC

Por María Josefina Arce (RHC)

Cuba tiene mucho que ofrecer en conocimientos, investigaciones y medicamentos fruto del desarrollo de la biotecnología. Incontables son los ciudadanos de otras naciones que se  benefician y mejoran sus condiciones de vida gracias a fármacos cubanos.

Mucho se podría lograr,  en ese como en otros campos, si Estados Unidos estuviera abierto a la cooperación, en vez de mantener un criminal bloqueo y continuar destinando cuantiosas sumas de dinero, del contribuyente estadounidense, a promover acciones desestabilizadoras en territorio cubano.

El pasado año en el peor momento de la COVID-19 en el vecino país fueron varias las ciudades norteamericanas que pidieron la colaboración con Cuba para enfrentar la pandemia, ante el control que mostraba de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Sin embargo, aunque cada día se reportaba una alta cifra de estadounidenses fallecidos, la administración del entonces presidente Donald Trump optó por el silencio y continuar el reforzamiento del cerco económico.

Una actitud que es también la opción escogida por el actual mandatario Joe Biden, a quien científicos de la Mayor de las Antillas enviaron en agosto pasado una carta, en la que  expresaban su disposición a colaborar con esa nación y a intercambiar información sobre las vacunas anticovid desarrolladas en Cuba.

La ciencia muestra el camino que debería prevalecer, la cooperación bilateral, que tanto podría aportar por el bien de la humanidad y de los dos pueblos, si Washington dejara su política hostil, como afirmara el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, en su cuenta en Twitter.

Así lo confirma el nuevo estudio clínico del Instituto Roswell Park, del estado norteamericano de Nueva York, de la vacuna cubana Cimavax EGF contra el cáncer de pulmón, una de las principales causas de muerte en el mundo.

Este es el segundo ensayo que realiza este prestigioso centro del inmuno cubano, tras demostrar su seguridad. Ahora se busca tratar a los pacientes fumadores con alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, así como a pacientes en estadios tempranos de la mortal dolencia.

Los especialistas del Instituto Roswell Park han destacado que la vacuna cubana combina una formulación relativamente simple con un innovador mecanismo de acción.

Cimavax EGF es el resultado de 25 años de investigaciones, lideradas por el Centro de Inmunología Molecular. Fue evaluada por primera vez en ensayos clínicos en 1996 y, desde ese momento han sido realizados otros para mejorar su formulación, esquema de Inmunización y eficacia.

De manera informal desde 2011 las dos destacadas instituciones colaboran y a partir de 2015 mediante un acuerdo, que tuvo que sortear los numerosos obstáculos que impone el bloqueo. Pero ha valido la pena el largo camino recorrido, pues como han enfatizado los científicos estadounidenses Cimavax EGF ha prolongado significativamente la supervivencia de pacientes con cáncer de pulmón.

Algo que debería tener en cuenta la actual administración estadounidense, ya que  la colaboración bilateral podría hacer mucho en favor de los dos pueblos.