Juego de sillas

Edited by María Candela
2022-01-15 08:14:31

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Imagen ilustrativa

Por Guillermo Alvarado

Decía en comentario anterior que soplan vientos de cambios progresistas en América Latina y El Caribe, tras las victorias sucesivas de Luis Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras y Gabriel Boric en Chile, además de la reelección de Daniel Ortega en Nicaragua.

Está claro que cada uno de estos arribos a la silla presidencial tiene particular significado, tanto por el alcance de las transformaciones que lograrán hacer al interior de sus países, como por su peso en el proceso de integración regional, pero no cabe ninguna duda de que todos son positivos.

Se trata de una tendencia que podría consolidarse en 2022, cuando se celebrarán tres procesos electorales, en Costa Rica, Colombia y Brasil, los dos últimos de una tremenda importancia.

En el caso de Costa Rica no se prevé mayor connotación porque de los más de veinte aspirantes que se presentarán el 6 de febrero, los que tienen mayores posibilidades de imponerse en las urnas pertenecen a corrientes conservadoras o, si acaso, tendientes más al centro en el espectro político.

No ocurre lo mismo en Colombia donde el descontento con años de neoliberalismo podría dar al traste con la corriente que desde las sombras dirige el expresidente Álvaro Uribe.

Para la ronda inicial del 29 de mayo y la segunda señalada el 19 de junio los sondeos de opinión son favorables al economista, exguerrillero y antiguo alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, lo que llevaría por primera vez en la historia de ese país a la presidencia a un representante de la izquierda.

Faltan unos cuantos meses para las votaciones, pero la inseguridad, los reiterados asesinatos de líderes sociales y la pobreza merman cada día las posibilidades de la derecha radical para conservar el poder.

En Brasil, aunque el exgobernante Luis Inacio Lula da Silva todavía no ha confirmado su candidatura al Palacio de Planalto, está a la cabeza en todas las encuestas de intención de voto, sobre todo si se enfrenta a Jair Bolsonaro.

Lula prometió que en febrero o marzo anunciará si compite de nuevo por el sillón presidencial, aunque muchos ya lo ven de retorno a la cabeza del Partido de los Trabajadores.

Son perspectivas que sin duda alguna le quitan el sueño a muchos en Washington, donde ya debe estar en marcha la maquinaria para impedir que estos vientos frescos se expandan por el área.

Se vienen tiempos de batalla en los cuales cada cual debe estar en su trinchera para proteger lo ya ganado y avanzar hacia nuevas conquistas.



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