El silencio es traición

Edited by Maite González
2022-01-18 07:19:20

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Por: Guillermo Alvarado

Se cumplió la víspera el aniversario 93 del nacimiento de Martin Luther King, uno de los hombres más importantes en la historia moderna de Estados Unidos que lideró la lucha porque todos los seres humanos sean iguales, independientemente de su raza o condición social y económica.

El también galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1964 hizo temblar las estructuras del sistema dominante en la nación más poderosa del mundo al exigir que la abolición de la esclavitud, proclamada por Abraham Lincoln en 1863, en plena guerra civil, pasara de la letra muerta a la práctica cotidiana.

Habían transcurrido cien años del anuncio de Lincoln, pero en “el país de las libertades” millones de personas de raza negra no eran en absoluto libres y carecían de las mismas oportunidades que los blancos para acceder a la educación, salud y empleo en condiciones de igualdad.

Luther King pasó a la inmortalidad tras su asesinato en 1968 en Memphis, Tennessee, y como ocurre con todas las personas que el imperio no puede evadir, se han dedicado a escamotearlo por el método de volverlo una especie de santo, irrepetible, inaccesible y, por lo tanto, inimitable.

Incluso a su discurso más recordado, “Yo tengo un sueño”, se le trata de vaciar de contenido y dejarlo en un simple alegato sobre el derecho al voto.

Cualquiera que lo lea con atención descubrirá en él profundas ideas, como cuando dijo que “No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos como ciudadanos”.

“Los torbellinos de la rebelión, anticipó Luther King, continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia”, un concepto vigente casi 60 años después.

Más allá de la mera asistencia a las urnas, peleó por la igualdad económica de todos los miembros de la sociedad y, como señaló el periodista David Brooks, vinculó al racismo con el sistema capitalista y el poder imperial.

En 1967, un año antes de su asesinato aseguró que “El hecho es que el capitalismo fue construido sobre la explotación y sufrimiento de esclavos negros y continúa prosperando sobre la explotación de los pobres, tanto negros y blancos, aquí y en el extranjero”.

Fue, asimismo, un firme opositor a la injusta guerra contra Vietnam a donde el poder mandaba a morir a jóvenes cuyo común denominador era la pobreza, más allá de su raza o condición étnica.

Cuestionado por algunos miembros de su agrupación, que temían que el anti belicismo debilitara la pelea por los derechos civiles, Martin Luther King pronunció uno de sus más brillantes y sólidos pensamientos: “Llega un momento en que el silencio es traición”. 



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