Por María Josefina Arce.
El acuerdo para proteger la biodiversidad de la recién concluida Cumbre de la ONU en Montreal, Canadá, debe marcar un cambio en la relación del hombre con el planeta, ante la amenaza que se cierne sobre plantas, animales y ecosistemas en general.
De acuerdo con los especialistas, un millón de especies están en peligro de extinción, un tercio de la tierra está gravemente degradado y los suelos fértiles desaparecen, mientras la contaminación y el cambio climático aceleran la devastación de los océanos.
América Latina encabeza la lista de regiones con una mayor pérdida de mamíferos, aves, reptiles y peces. A 94% se eleva el índice de disminución de estas especies.
El informe Planeta Vivo 2022 del Fondo Mundial por la Naturaleza, una organización independiente, enfatiza que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el hombre, la crísis climática y la pérdida de biodiversidad, que pone en peligro el bienestar de la humanidad.
En ese sentido se pronunció al inaugurar la Cumbre, que sesionó durante dos semanas, el secretario general de la ONU, António Guterres, quien denunció que la humanidad se ha convertido en un arma de extinción masiva, a causa, dijo, de su apetito sin fondo de un crecimiento económico desenfrenado y desigual.
Difíciles fueron las negociaciones para llegar al acuerdo, que tiene como punto clave el compromiso de proteger hasta 2030 el 30% de la tierra y el agua, consideradas como importantes para la biodiversidad. Actualmente solo están protegidas 17% de las áreas terrestres y 10% de las marinas.
Cómo siempre uno de los aspectos más conflictivo de los debates fue la financiación para ayudar a la conservación del planeta. Finalmente se estableció proveer al menos 20 mil millones de dólares en ayuda Internacional anual para la biodiversidad a países pobres para 2025 y al menos 30 MIL millones hasta 2030.
Un aspecto relevante es que se menciona el resguardo de los pueblos originarios, guardianes de 80% de la biodiversidad de la tierra, una demanda ampliamente reclamada por representantes de esas etnias.
No sé puede obviar que las comunidades indígenas tienen una relación respetuosa con la naturaleza en la que es esencial la conservación. Además de contar con valiosos conocimientos que se transmiten de generación en generación y que son relevantes para evitar desastres naturales.
El acuerdo, muy bien acogido, ha sido calificado como un primer paso para restablecer nuestra relación con la naturaleza. Sin embargo, como han señalado los especialistas su éxito estará dado por su rápida y consistente implementación, pues carece de un mecanismo obligatorio para que los gobiernos adopten medidas más ambiciosas si no se logran los objetivos.
Ahora está en manos de todos revertir la pérdida de la biodiversidad para 2030 y lograr para el bien de la humanidad que la naturaleza prospere nuevamente.