Imagen de archivo/RHC
Por Roberto Morejón
El gobernador del estado norteamericano de Texas, Greg Abbott, ha transformado el perfil de las boyas, esas balizas flotantes que ayudan a la navegación, en un pasaporte a muertes atroces, destinadas a los migrantes.
El republicano ordenó la utilización de esos artilugios generalmente anclados al fondo de ríos y mares, como barreras revestidas de púas para atemorizar a los indocumentados que atraviesan el Río Bravo o Grande, para ingresar a Estados Unidos.
Rechazadas por las potenciales víctimas, agrupaciones de derechos humanos y hasta por congresistas demócratas que como Joaquín Castro y Sylvia García las consideran como expresiones de crueldad, las señales flotantes constituyen la última de las armas del gobernador de Texas para impedir el arribo de viajeros de otras procedencias.
El funcionario estableció la llamada operación Estrella Solitaria destinada a blindar la frontera de su estado al paso de extranjeros del Sur empobrecido, sin obtener el permiso de autoridades federales.
No por casualidad la administración de Joseph Biden estableció una demanda contra el gobernador, en lo que se inscribe en otra fase de la disputa entre republicanos y demócratas en época de aproximación de primarias.
Como parte de las tácticas inhumanas utilizadas por el gobernador, el año pasado comenzó a fletar ómnibus para enviar migrantes que cruzaban la frontera mexicana con Texas a estados regidos por demócratas.
Los autobuses colmados de ese tipo de viajeros son despachados fundamentalmente hacia Washington y Nueva York, sin importarle a quien ordena la operación que en esos destinos los albergues para personas sin techo rebasaron sus capacidades.
No satisfecho con ese chantaje, Abbott instruyó la detención de migrantes adultos acusados de allanamiento de morada y desplegó a miembros de la Guardia Nacional de Texas para impulsar su plan Estrella Solitaria.
Secundado en parte por su homólogo de Arizona, el también republicano Doug Ducey, Greg Abbott se ufana de pertenecer al ala más conservadora del Partido republicano, respalda la posesión de armas de fuego y se opone al aborto.
Conocido por ser uno de los políticos más estrechamente ligados a la Asociación Nacional del Rifle, se opone a quienes intentan hacer algo en un país abatido por los frecuentes tiroteos en lugares públicos.
Pero en medio de sus afanes antiinmigrantes, el texano tendrá que cargar con la responsabilidad por las primeras muertes de los que intentaron cruzar el Río Grande y quedaron atrapados entre las púas que revisten a las que deberían ser inofensivas balizas.