La justicia tarda, pero llega

Edited by María Candela
2023-08-31 07:25:22

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Por Roberto Morejón

A casi 50 años del asesinato de Víctor Jara, recibieron condena de prisión a 25 años seis militares de alta graduación, mientras otro acogía 8 años, por su participación en las torturas y crímenes del cantautor y el abogado chilenos Littré Quiroga.
 
Víctor Jara fue un músico, profesor, escritor y director de teatro considerado referente internacional de la canción de corte social, suficiente para que la dictadura chilena de Augusto Pinochet ordenara su exterminio.
 
El autor de Te recuerdo Amanda era visto como enemigo porque además de simpatizante del gobierno socialista de Salvador Allende, era miembro del Partido Comunista de Chile.
 
El intérprete fue alevosamente torturado y baleado junto a Littré Quiroga, quien era director del Servicio Nacional de Prisiones del gobierno de Allende.
 
Sus cadáveres fueron lanzados a un terreno baldío próximo a una línea férrea y no consta que les iniciaran un proceso judicial.
 
El cantautor y Quiroga fueron dos de los más de cinco mil seguidores del gobierno de la Unidad Popular derrocado por los militares en 1973, apresados y conducidos al estadio de Santiago, hoy llamado Víctor Jara en recuerdo del folklorista.
 
En ese recinto les practicaron interrogatorios sin obedecer a procedimientos judiciales o administrativos.
 
Según los datos acopiados en el juicio que le siguieron a los siete oficiales chilenos condenados, Víctor Jara tenía 56 fracturas óseas y 44 balas en el cuerpo y Quiroga presentaba 47 fracturas y 23 balazos.
 
Ante precisiones tan abominables, nadie se conduele de la suerte de los siete militares inculpados, todos retirados, entre ellos Hernán Chacón, quien fue brigadier del ejército, y ahora se ha quitado la vida antes de ser conducido a un penal de Santiago.
 
Nadie recordará a los sicarios de la dictadura a no ser por sus crímenes, pero Víctor Jara, cuyo ejemplo, proyección social y cultural intentaron cercenar, sigue formando parte de la memoria de Chile y América Latina.
 
La justicia demoró en llegar en los casos de Jara y Quiroga, un problema extendido en Chile cuando se trata de violación de los derechos humanos, pero finalmente se aplicó.
 
Y se concretó en una sociedad donde no son pocos los nostálgicos de Pinochet y los negados a admitir que encabezó una dictadura fascista.

 



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