Ataque armado en escuela en Iowa

por Guillermo Alvarado

Un muerto y varios heridos fue el resultado de un ataque armado en una escuela del estado norteamericano de Iowa, ocurrido cuando el recinto apenas había abierto sus puertas luego de las vacaciones por los festejos de Navidad y Año Nuevo.

Hasta el momento de redactar esta columna había hermetismo en cuanto a la identidad del autor, quien podría ser un estudiante que se suicidó después de efectuar los disparos, así como de la cantidad y condición de los heridos.

Se trata del primero del año, pero uno más en una extensa lista de tiroteos masivos ocurridos en la primera potencia económica y militar, donde comprar un arma de fuego es tan fácil como adquirir un televisor y la licencia se consigue más rápido que la necesaria para conducir automóviles.

El comercio está por encima de otras consideraciones, incluso la vida de las personas, en una sociedad donde las armas son un bien muy apetecido, al grado de que en la actualidad hay 120 por habitante, incluidos bebés y adultos mayores, una cifra por lo menos aberrante.

Por supuesto que esto tiene consecuencias graves para la tranquilidad, la seguridad y la salud mental y física de esa población.

El año pasado ocurrieron en ese país 650 tiroteos masivos, o sea prácticamente  dos diarios, el segundo más grave después de 2021, con 690.

No hay lugar donde se pueda estar a salvo, pues estos incidentes lo mismo ocurren en plena calle, en las escuelas y universidades, iglesias o funerarias. El uso de las armas es tan recurrente que un adolescente recibió dos disparos mortales por tocar en la puerta en una casa equivocada.

Los datos podrían parecer disparatados, pero lamentablemente son muy reales como, por ejemplo, que en 2021 en medio de la pandemia de covid-19 que obligó a las familias a estar dentro de sus hogares, las compras de estos artefactos subieron de manera asombrosa.

Mark Bryant, director de la organización no gubernamental Archivo de Violencia Armada, lleva una década documentando cada ataque masivo en tiempo real y aseguró que se trata de un trabajo agotador.

Cada nuevo fallecido por esta causa es un símbolo del fracaso del Estado para poner límites a la industria y comercio de armas y su principal agente de ventas, la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que tiene en su bolsillo a senadores, representantes y gobernadores, cualquiera sea su color político.

Donde el mercado es el valor más importante y cada cosa puede ser comprada o vendida, la vida y el sufrimiento ajenos son desechables y la gente seguirá en peligro, para no perturbar la tranquilidad de los poderosos.     FIN