Segunda huelga general contra el gobierno de Javier Milei. (Foto:RFI)

Por Roberto Morejón

Aunque el ultraliberal gobierno argentino trató de forma teatral de disimular o atenuar los ecos de un reciente paro general de labores, lo cierto es que el cese de actividades fue muy efectivo en sectores como el transporte y en el desplazamiento de vehículos en las calles.

Convocado por la Confederación General del Trabajo, la interrupción de faenas fue la segunda durante el gobierno del ultraderechista Javier Milei, quien tomó posesión en diciembre último, momento en el que blandió la motosierra como símbolo de sus ordenanzas.

Cuando el auge sindical hace pensar a analistas en lo que califican de reencuentro con el pueblo, la segunda huelga general contra el brutal ajuste de gastos del gobernante de turno logró la adhesión de trabajadores estatales, de salud, turismo y de medios de transporte, incluyendo aviación.  

No por casualidad, los gremios acusan a los inquilinos de la Casa Rosada de carecer de diálogo social e implementar un ajuste brutal con impacto más visible en los sectores de menos ingresos.

Milei y sus seguidores responden que los recortes de gastos, en el orden de los 13 puntos del Producto Interno Bruto, los despidos, el retiro de apoyo a comedores populares y de otros beneficios, son necesarios para bajar la inflación y el déficit fiscal.

Es cierto que los tijeretazos facilitaron en el primer trimestre del año el primer superávit fiscal desde 2008, pero el precio fue alto, con cierre de instituciones del Estado, eliminación de subsidios, baja de la protección a la ciencia y aumento de tarifas de servicios públicos.

Con salarios y pensiones depreciados, los argentinos han sido afectados dolorosamente en su consumo de alimentos y en sus costumbres, entre ellas la yerba mate.

Con la amenaza de que algunas universidades puedan cerrar y la calamidad de los más vulnerables, Milei se escuda en lo que llama éxitos internacionales.

Así se refiere a su cuestionado alineamiento junto a Estados Unidos, incluso con el bloqueo a Cuba, y a Israel, en este último caso a costa de votar en contra en la Asamblea General de la ONU de una moción para respaldar a Palestina en su ingreso. Solo nueve países sufragaron en contra.

Envuelto en polémicas con otros dignatarios, de espaldas a una Argentina que sufre una seria crisis con una inflación de tres dígitos, pobreza y desempleo, Milei parece más entusiasmado por sus hobbies personales que con la suerte de muchos de sus compatriotas.