En Bolivia soplaron al oído de los amotinados

Edited by María Candela
2024-06-29 08:19:02

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Imagen ilustrativa

Por Roberto Morejón

Las investigaciones sobre el intento de golpe de estado militar en Bolivia refuerzan las declaraciones del presidente Luis Arce, quien se enfrentó al cabecilla de la intentona, en el sentido de que el ex jefe del ejército, Juan José Zúñiga, tenía cómplices.  

En entrevista a la cadena Russia Today, el primer mandatario sugirió la idea de que factores externos así como civiles y otros militares habrían estado cerca del jefe del ejército destituido, lo asesoraron o le susurraron ideas.

Más de una veintena de militares activos, en retiro y civiles fueron aprehendidos inicialmente como parte de las pesquisas de la Fiscalía y el Ministerio Público sobre el intento de asonada del 26 de junio.

La ubicación entre los detenidos de los tres máximos excomandantes de las Fuerzas Armadas, incluido el general Zúñiga, pone de relieve el alcance de los planes desestabilizadores.

Según Zúñiga, la confabulación nació en mayo pasado y el ideólogo fue el pastor Aníbal Aguilar, miembro del Consejo Nacional Cristiano, quien aparecía en medios de comunicación como analista.

El rápido nombramiento de Arce de un nuevo mando de las fuerzas armadas, su llamado a organizaciones sociales a movilizarse en defensa de la democracia y el apoyo de la comunidad internacional al gobierno constitucional, contribuyeron al repliegue de los amotinados.

No es algo sencillo en un país con un largo historial de 39 golpes concretados o fallidos, de ahí que sectores militares crean aún en la viabilidad de su intrusión en la política, prohibida por la Constitución.

A pesar de los primeros testimonios de los conjurados en la revuelta y de las declaraciones ofrecidas por Arce sobre las horas vividas en Plaza Murillo y Palacio Quemado, la prensa hegemónica, fuerzas de derecha y otras personas alimentan la leyenda de que todo había sido un montaje del dignatario para ganar apoyo.

El Jefe de Estado enfatizó en que Zúñiga actuó por cuenta propia y trató de justificarse cuando fue aprehendido. Arce calificó de indignante que lo quisieran involucrar en un golpe por los apetitos personales o tal vez algo más.

Los intentos de desviar la atención de la gravedad de la acometida militar en la gestión del gobierno, cuyos ministros pretendía cambiar Zúñiga, no favorecen la ineludible indagación.

Una pesquisa que también podría apuntar hacia la  hipótesis de si factores externos estarían detrás de los insubordinados, con el interés de apoderarse del litio, las tierras raras y las fuentes hídricas de Bolivia.


    

 



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