Brasil lucha por dejar atrás la pobreza
por María Josefina Arce
El mundo llega al 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, con demasiadas deudas, entre ellas, más de 700 millones de personas sumidas en la pobreza, un flagelo que la ONU ha calificado como un completo ataque a las prerrogativas ciudadanas.
El organismo internacional ha señalado que este fenómeno social erosiona derechos como el acceso a la salud, educación, a la alimentación, al agua potable y a una vivienda digna.
Cuando Luiz Inácio Lula da Silva sucedió al ultraderechista Jair Bolsonaro en la presidencia de Brasil, se encontró con que un 30% de brasileños vivían en la pobreza, una situación que agrede la dignidad humana.
La cuestión social ha sido por tanto, uno de los principales desafíos y preocupaciones de Lula da Silva, dada las políticas neoliberales impulsadas por Bolsonaro y la suspensión o reducción de programas sociales.
El nuevo gobierno se trazó una estrategia para disminuir el indice de pobreza y avanzar hacia su eliminación. De hecho ya se registran sustanciales logros.
De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, en el gigante suramericano se redujo la cantidad de personas en situación de pobreza a su menor dato desde 2012.
En un informe, la institución precisó que cerca de 9 millones de brasileños salieron del umbral de la pobreza, lo que se traduce en una disminución de 4,2 puntos porcentuales en 2023, año en que Lula retornó por tercera ocasión al Palacio del Planalto.
En este significativo resultado desempeñaron un papel esencial la implementación nuevamente de políticas dirigidas a los más vulnerables.
Asimismo, el gobierno ha subido el salario mínimo por encima de la inflación y ha generado un mayor número de empleos, lo que ha posibilitado el mejoramiento de las condiciones de vida de muchos ciudadanos.
Bajo el liderazgo de Lula da Silva el gigante suramericano ha retomado el compromiso de trabajar por el bienestar de todos los brasileños y dejar atrás la pobreza.