Foto: Abya Yala Tv

Por María Josefina Arce

El presidente de Argentina, Javier Milei, parece no haber entendido  las lecciones de las experiencias del país suramericano con el Fondo Monetario internacional, y busca un nuevo acuerdo con el organismo financiero, pues el actual finalizará el venidero día 31.

Las autoridades,  en conversanciones con el FMI, esperan lograr un desembolso millonario de dólares, necesario, han justificado, para llevar adelante su polémico plan de ajuste y la reducción del Estado.

Pero el organismo financiero internacional es conocido por sus terapias de choque, que han llevado al aumento de la pobreza y las desigualdades en muchas naciones del mundo, una situación bien conocida por los argentinos.

De hecho, han señalado los expertos, los pagos de la deuda que ha hecho el país en estos meses han sido a costa de un fuerte ajuste del gasto social. Se han visto afectadas las partidas presupuestarias destinadas a la salud, educación y asistencia social, entre otras.

Diversos sectores han denunciado que del bolsillo de los trabajadores y los ciudadanos pobres han salido los recursos para pagar el débito de Argentina, un país que desde la llegada de Milei a la presidencia hace ya un año ha registrado un incremento del  índice de pobreza.

El anuncio de la búsqueda por el gobierno de un nuevo acuerdo con el FMI ha generado alarma en la sociedad. Incluso miembros del Congreso criticaron los planes de seguir endeudando a la nación.

Una postura, que recuerdan muchos, contradice opiniones anteriores de miembros del actual gobierno en contra de contraer deudas, lo que, según sus propias declaraciones, evidenciaba un rotundo fracaso de las autoridades.

Argentina tiene una vieja y cuestionada relación con el Fondo Monetario internacional. Buena parte de la sociedad no olvida la debacle de 2001, que llevó a la caída del entonces presidente Fernando De la Rúa, cuando el país no pudo cumplir con sus obligaciones de pago de la deuda, incluidos sus intereses, y vivió una de las peores crisis política y social de su historia.       

La mitad de la población estaba sumida  en la pobreza por los condicionamientos del organismo financiero internacional y el severo plan de ajuste implementado.

La llegada a la presidencia en 2003 de Néstor Kirchner marcaría un cambio. Tres años después cancelaba el débito de Argentina con el FMI y lograba liberarse de la tutela de la entidad.

Pero el organismo financiero internacional volvería  a la nación suramericana, bajo la gestión de Mauricio Macri, que gobernó de 2015 a 2019.

Los argentinos no tienen gratas experiencias de los vínculos del país con el Fondo Monetario internacional, que se han traducido en más pobreza, desempleo y desigualdades.