Por Nicanor León Cotayo

Una gigantesca ducha fría cayó sobre numerosos pobres del país al saberse la noticia. Como voceros gubernamentales opinaron que hay una mejora en la economía y una reducción del desempleo, disminuyeron los “food stamps” o cupones de alimentos.

Hasta aquí los utilizaron para aliviar graves calamidades que han existido entre la numerosa comunidad de gente pobre de Estados Unidos.

Desde 1998, según estiman analistas,  cuando allí estalló la actual crisis económica, se han ensanchado sus bolsones de pobreza.  

No obstante, las esferas oficiales de Washington acaban de quitar los food stamps a más de un millón de estadounidenses.

El golpe abarca entre ellos a más de 300 000 personas de bajos ingresos residentes en el estado de la Florida.

 Aún más paradójico cuando hace apenas 48 horas en Miami dieron a conocer que el precio de sus alquileres alcanza ya cifras descomunales.
 
Pero todavía más grave, cuando meses atrás una periodista de Diario las Américas, Laura Rivera, escribió que casi 49 de los más de 300 millones de habitantes de Estados Unidos afrontan “inseguridad alimenticia”.

Debido a nuevas reglas, más de un millón de personas de bajos ingresos en 21 estados podrían perder los cupones de alimentos, de ellos 300 mil floridanos.

Ahora las nuevas exigencias para acceder a  los beneficios establecen  que los adultos entre 18 y 49 años no tengan niños ni discapacidades, así como que trabajen al menos 20 horas a la semana.

El Departamento de Niños y Familias (DCF) consideró que unas 75 mil personas podrían perder esos beneficios en el Sur de la Florida, por lo que organizaciones caritativas han comenzado a tomar medidas para suavizar sus efectos.

De ahí la nueva tensión que circunda a los pobres en Estados Unidos, mientras el nuevo plan de gastos militares para 2016-17 amaga con superar los 582 700 millones de dólares.

(Tomado de Cubasí)