Por María Josefina Arce.

Cuba fue el primer país de América Latina en erradicar la poliomielitis, una enfermedad que puede provocar parálisis, atrofia muscular y muy frecuentemente deformidad. La aplicación desde febrero de 1962 hasta la fecha de casi 85 millones de dosis de la vacuna contra ese mal posibilitó ese logro de la salud pública cubana de amplia repercusión internacional.

La población de la Mayor de las Antillas menor de 68 años está protegida, gracias a las sistemáticas campañas gratuitas de inmunización que abarcan a los niños menores de tres años y su posterior reactivación.

La jornada de este año contra esa dolencia tuvo como novedad la aplicación de la vacuna inactivada contra todos los virus causantes de la poliomielitis.

Ese inmunógeno por vía inyectable, precisan las autoridades, fue incorporado al esquema de vacunación de los más de 80 MIL menores que nacieron desde enero hasta septiembre del 2015, en correspondencia con los objetivos del Plan estratégico de la Organización Mundial de la Salud para la erradicación de la poliomielitis y su fase final 2013-2018.

Ahora desde la semana próxima y hasta el 3 de abril se desarrollará la segunda etapa de la quincuagésima quinta campaña nacional de vacunación antipolio, en la que se le suministrará la segunda dosis de la vacuna oral a casi medio millón de infantes.

Estas campañas forman parte del Programa Nacional de Inmunización que en más de 50 años exhibe notables avances. En Cuba varias enfermedades que aún causan estragos en el mundo han dejado de ser un problema de salud por su eliminación o reducción.

Los niños cubanos se inmunizan contra 13 enfermedades prevenibles, con la aplicación de 11 vacunas o productos inmunobiológicos, de los cuales ocho son de producción nacional, muestra del avance de la biotecnología en el país caribeño.

Las dolencias infectocontagiosas en diferentes naciones figuran entre las primeras causas de mortalidad infantil y nuestro país ya tiene seis eliminadas: la poliomielitis, la difteria, el tétanos neonatal, la tosferina, el sarampión y la parotiditis.

Ello ha contribuido a que Cuba desde hace varios años exhiba una tasa de mortalidad infantil por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos, inferior a la de países desarrollados como Estados Unidos y Canadá.

Es este otro ejemplo de la evolución del Programa en más de 50 años, el cual desde su origen, recuerdan las autoridades, tuvo como objetivo la cobertura a toda la población, su integración con la atención primaria de salud, incluso cuando aún no contábamos con una estructura sanitaria como la actual; la activa participación comunitaria y de las organizaciones de masas y su aseguramiento totalmente gratuito.

Cuba también dispone de otras vacunas no comprendidas en el programa nacional, para inmunizar periódicamente a determinados grupos de riesgo, como los ancianos, enfermos de SIDA y trabajadores agrícolas.

Las autoridades sanitarias internacionales han reconocido la eficacia del Programa de vacunación en Cuba, cuyos resultados sanitarios han sido destacados por la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud.