UE exige "divorcio" rápido a Gran Bretaña sin importar consecuencias económicas

Edited by Maite González Martínez
2016-06-30 07:49:08

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Por: Roberto Morejón

El gobierno británico hace frente a reacciones de sus hasta ahora socios de la Unión Europea caracterizadas por la ira, desdén, desconcierto y reprensión a causa del voto a favor del brexit, o ruptura, con efectos económicos severos.

Las ondas expansivas del referéndum por el cual el electorado de Gran Bretaña decidió abandonar la Unión Europea se han sentido cuando la economía mundial sigue en un estado delicado tras la crisis de 2008.

El mensaje británico de alejamiento llegó mientras las tasas de interés en el Norte industrializado siguen cercanas a cero y los bancos centrales tienen menos reservas de lo usual para evitar la recesión.

La primera respuesta, con tintes coléricos, del Parlamento Europeo fue instar a Londres a activar rápidamente la cláusula de salida voluntaria de la UE y negociar después los términos.

Sin embargo, el dimitente primer ministro David Cameron se negó a precipitar oficialmente la ruptura y endosó la tarea engorrosa a su sucesor.

Las dos partes saben que la Unión Europea afronta una crisis de alcances desconocidos y el brexit la acrecentó.

En el caso específico de Gran Bretaña, si bien representa la segunda economía del bloque, la separación la lleva al hundimiento en los planos político, monetario y constitucional.

Los mercados financieros recibieron el voto británico como un azote, Gran Bretaña perdió la mejor calificación financiera y la libra esterlina cayó a su valor más bajo en 30 años.

Eran algunas secuelas de un desenlace político provocado

por la sensación de un segmento de la población británica cansada de la conducta de las altaneras élites y las transnacionales.

Los ciudadanos comunes reprueban a los que se enriquecen continuamente contra todo sentido común social y dan la espalda a las innegables privaciones e inquietudes de los de menos recursos.

De acuerdo con las estadísticas, los británicos con mayor nivel educativo votaron a favor de permanecer en el bloque comunitario y los de mayor edad determinaron abandonarlo, agobiados por los recortes de gastos públicos, entre ellos las pensiones.

Los británicos también expresaron su rechazo a la respuesta de Europa, calificada de cínica e insuficiente, a la crisis de refugiados provocada por la guerra que llevan adelante países del Norte industrializado y árabes en Medio Oriente y África.

A estas alturas sólo queda a los europeos lamentarse de lo que consideran como el mayor revés desde la Segunda Guerra Mundial al proyecto de forjar una Europa unida, aunque saben que esa meta estaba lejos de concretarse antes del referéndum en Gran Bretaña.

En el Viejo Continente sienten la sensación de que Occidente, liderado por Estados Unidos, es relativamente cada vez más débil.



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