Crece rechazo contra violencia policial en Estados Unidos

Edited by Maria Calvo
2016-07-12 11:16:23

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por Guillermo Alvarado

Estados Unidos, el país que más pertrechos militares fabrica y vende, el que ha iniciado las guerras más sangrientas y prolongadas de las últimas décadas, el único que empleó dos veces la bomba atómica contra otro pueblo, el que permite que haya tantas armas como habitantes en su territorio, no tiene la menor posibilidad de escapar a la violencia interna, como lo han demostrado dolorosos acontecimientos.

Y es que una nación que predica el odio y el miedo hacia lo que es diferente, hacia lo que es extraño o lo que no comprende, no tiene más remedio que caer en su propio torbellino, y contra eso están luchando ciudadanos lúcidos en los últimos días en las calles de numerosas ciudades.

El detonante ocurrió la semana anterior cuando la policía asesinó a dos afrodescendientes, Alan Sterling, en la urbe de Baton Rouge, en el estado de Luisiana, y Philando Castile, en Minnesota. A Sterling, padre de cinco hijos, los oficiales lo sujetaron contra el suelo antes de dispararle repetidas veces y a Castile lo abatieron porque su automóvil tenía rotas las luces traseras de su auto. Dos crimenes inexplicables e innecesarios.

Durante las últimas cinco jornadas las protestas se extendieron por ciudades como Chicago, Atlanta, Baton Rouge, St. Paul, Los Ángeles, Phoenix y Rochester.

Como muestra de que la violencia es ciega una vez desatada, durante protestas en la ciudad de Dallas, Texas, un francotirador, ex miembro del ejército en la guerra contra Afganistán, mató a cinco policías e hirió a otras nueve personas.

Muy ilustradora al respecto es la carta publicada por la cantante Beyoncé, quien afirmó que “estamos asqueados y cansados de los asesinatos de hombres y mujeres jovenes en nuestra comunidad”, y agregó con dureza: “no necesitamos compasión. Necesitamos que todos respeten nuestras vidas”.

Según medios de prensa estadounidenses, en la primera mitad de 2016 murieron 509 personas a manos de la policía, y de ellas 123 eran afroamericanos, 72 latinos y 69 de otras minorías étnicas.

En un país que se hizo grande gracias a la contribución de millones de inmigrantes llegados de todos los confines de la tierra, incluidos los esclavos trasladados a la fuerza, la prevalencia del racismo, el odio y la xenofobia es una verdadera infamia.

Es momento oportuno de recordar algunas palabras del discurso pronunciado por el líder de la causa de los derechos civiles, Martin Luther King, el 28 de agosto de 1963 delante del monumento a Abraham Lincoln en Washington, cuando dijo que un siglo después de eliminada oficialmente la esclavitud, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Afirmó ese día Luther King: Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño... Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

A quienes lo prefieran, les sugerimos que busquen ese hermoso y vigente documental del cineasta cubano Santiago Álvarez titulado “Now”, donde verán que una imagen vale por mil palabras sobre lo que sucede todavía hoy en Estados Unidos.



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