por  Nicanor León Cotayo

El portal financiero WalletHub  colocó  este miércoles a esa ciudad entre las peores de Estados Unidos para tener familia. Bajo la firma de uno de sus especialistas, Sergio N. Cándido, recordó que es violenta, cara y pobre.

Este sitio se dedica al tema del comportamiento de las finanzas personales, que ahora analizó basado en una de sus recientes investigaciones.

Afirma que, para muchos inmigrantes, llegar a Miami equivale a tocar la puerta de una nueva vida.

Sin embargo, el experto Sergio N. Candido lanza una interrogante:

¿Es Miami una de las mejores ciudades para sentar cabeza y comenzar una familia?

Su auto-respuesta dice, “al parecer no”, y la avala con el estudio hecho por ese portal digital que en 2014 ya había informado que esa localidad era la segunda peor para criar a un hijo en  Estados Unidos.

Tal minuciosa pesquisa coloca a la titulada Ciudad del Sol entre las seis peores metrópolis de la nación para las familias.

El antes mencionado portal financiero arribó a ese criterio luego de incursionar en sus 150 urbes más pobladas.

Abordó cinco categorías: diversión familiar, salud y seguridad, educación y cuidado infantil, posibilidades de accesibilidad  y ambiente socioeconómico.

Examinó más a fondo 36 parámetros, incluida la calidad de las escuelas públicas, el índice de criminalidad, y el costo de vida.

Jill Gonzàlez, analista de Wallet Hub dijo al respecto:

“A los residentes de Miami les esta costando mucho rentar o comprar una casa, ya que el promedio de sus ingresos anuales ajustados al costo de vida es el cuarto peor del país”.

No en balde, un 36 por ciento de la población de Miami sobrevive gracias a la ayuda alimenticia que recibe de esferas gubernamentales.

La valoración también arrojó como saldo que, con sus 420 000 habitantes, es una de las 30 ciudades más peligrosas de Estados Unidos.

Otros datos indican que la cuarta parte de todas las familias de Miami vive por debajo del nivel de pobreza.

No es la primera vez que muestran la cara fea de esa urbe, donde, quizás elevado al cubo, las apariencias engañan.