por Elizabeth Borrego Rodríguez
Conocida por sus viejos puentes y edificios coloniales, calles empedradas y ventanales de madera, Sancti Spíritus acoge hoy a la cultura y lengua niponas gracias al quehacer de la cátedra Matsuo Takeya.
La cuarta villa cubana resguarda junto a los valores patrimoniales de la colonización española un espacio para las tradiciones japonesas en dos de sus centros culturales más importantes: la Casa de la Guayabera y la Universidad de Sancti Spíritus (UNISS).
Según establece en sus bases, la Cátedra Honorífica constituye además un homenaje al maestro Matsuo Takeya, promotor de la enseñanza de la lengua y los valores japoneses en Cuba durante la década de 1990.
Aunque actualmente el centro cuenta con el apoyo de la embajada nipona en Cuba y la Fundación Japón de México, la divulgación de esta cultura en Sancti Spíritus tuvo su génesis gracias al trabajo del grupo Otakuss.
Este proyecto, iniciado desde 2011 por un grupo de jóvenes conocedores de diferentes manifestaciones artísticas -como el go, el bonsái, el origami y el manga- resultó del fuerte apego a esa cultura que se manifiesta en la ciudad, dijo a Prensa Latina su presidente Luis Ernesto Baracaldo.
Desde entonces el arte japonés gana adeptos en esta urbe fundada por los españoles en Cuba, donde también se localizan descendientes de varias familias originarias de la Tierra del Sol Naciente.
La cátedra honorífica Matsuo Takeya constituye el resultado del perseverante trabajo de Otakuss y varias instituciones culturales y académicas en una ciudad que parece conquistada por la cultura japonesa, como reconoce Baracaldo.
DE LOS FANÁTICOS OTAKU A LA ACADEMIA
Por las peculiaridades de un proyecto como Otakuss, en sus inicios resultó polémico encontrar un nombre que se ajustara al perfil, según explica el presidente del grupo.
La terminología japonesa 'otaku' se refiere a aquellos seguidores de las tendencias orientales como el manga, los videojuegos y los animes.
Aunque la definición denominaba a personas de afición extrema, actualmente se acerca más a los amantes de esa cultura en general, incluyendo tradiciones como el cultivo de bonsáis, las artes marciales, la gastronomía o el cine.
'Para nuestro proyecto tomamos ese vocablo, y le agregamos las dos eses al final por las iniciales de la provincia. Esto resultó una buena combinación porque junto con el nombre de Sancti Spíritus da como significado un espíritu santo del otaku', comenta.
Una vez creado y propuesto en promover esos valores, Otakuss se afilió a instituciones como la Asociación Hermanos Saíz; el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, la Universidad de Sancti Spíritus y la Casa de la Guayabera.
'En los inicios participábamos en festivales, organizábamos talleres, jornadas y presentaciones al público dedicadas a la nación asiática, pero gracias a Grupo de Amistad y Solidaridad Mesa Redonda Japón-Cuba el trabajo se tornó más serio', agrega.
Esta organización de solidaridad cultiva los lazos de amistad de las dos naciones y está integrada también por japoneses que trabajaron en Cuba en la década de 1970 vinculados a la Zafra de los Diez Millones.
El intercambio con el grupo permitió a Otakuss acercarse a otras tradiciones culturales de esa nación asiática, asegura Baracaldo.
'Conocimos momentos de la ceremonia del té, del teatro para niños y nos aportaron equipamiento y bibliografía. A partir de este intercambio surgió además la posibilidad de enviar a un japonés a Sancti Spíritus para enseñar el idioma', comentó.
Matsuo Akira fue el profesor indicado, pues terminaba su vida laboral y además manifestaba interés por venir a Cuba a enseñar el idioma como lo hizo su padre Matsuo Takeya.
'En 2015 ocurre la primera vista de Akira a Cuba. Se empiezan a tramitar todas las ideas tentativas de la creación de esta Cátedra que se concretan a finales de 2016, con el apoyo de la Fundación Japón en México, la embajada, la UNISS y la Casa de la Guayabera'.
Desde entonces en Sancti Spíritus se enseña japonés en dos modalidades, una para alumnos graduados universitarios, y otra para personas interesadas de la comunidad.
Gracias al trabajo conjunto de la Cátedra y el proyecto Otakuss se organizan además jornadas de cultura japonesa, en las que participan expertos e interesados en conocer acerca de la historia, el arte y otras manifestaciones de la nación asiática.
'Para este año prevemos el apoyo de la fundación Japón y de instituciones como la Casa Museo de Asia de La Habana y como invitados están la Cátedra de Japonés del Instituto Superior de Arte (ISA) y la Universidad de La Habana', adelantó el también coordinador de la Cátedra.
UN HOMENAJE AL MAESTRO MATSUO
El nombre de Matsuo Takeya es recordado en Cuba por su trabajo como profesor del idioma nipón en el período de la década de 1990.
Según refiere la investigación titulada 'La enseñanza de la lengua japonesa en Cuba. Historia, experiencias y nuevos retos', de la profesora Susana García, el maestro asumió también la recalificación de profesores de idioma ruso para impartir el japonés en Cuba.
Takeya formaba parte de los voluntarios del Japan Silver Volunteers, asociación fundada en 1977 que colaboró con el gobierno cubano para el asesoramiento en diversas esferas de la producción material y la educación.
Este profesor trabajó durante tres años con alumnos cubanos, tiempo en el que compartió 'no sólo su idioma, sino también su sabiduría, y hasta su casa y su mesa', como señala Gustavo Pita, uno de sus alumnos de aquella época.
Según Pita, 'antes de regresar definitivamente a su país, el profesor Matsuo hizo todo tipo de gestiones para dejar inaugurado el Centro de Cultura Japonesa en la sede del Centro de Estudios de Asia, África y Oceanía (CEAO) de Cuba'.
De esta manera, el profesor consiguió promover el interés por la cultura de su país de origen en sus alumnos cubanos, convirtiéndose en un hito para la enseñanza de esa lengua en la nación caribeña.
Con ese objetivo organizó también grupos de enseñanza del japonés en la Universidad de La Habana y en el ISA, y se ocupó de que sus estudiantes pudieran estudiar en Japón.
Tomando como ejemplo su carácter, honradez y perseverancia, la Cátedra Honorífica que lleva su nombre trabaja en la ciudad de Sancti Spíritus con el mismo empeño con que Akira formó a sus discípulos, teniendo como primera meta la preservación del arte, la lengua y las tradiciones japonesas más auténticas.
(PL)