Cuba y la UNESCO a los 70 años

Edited by Maria Calvo
2017-11-23 08:06:32

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por Rolando López del Amo

El 16 de noviembre de 1945 quedó oficialmente constituida la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Este organismo internacional tuvo como antecesor al Instituto de Cooperación Intelectual –asociado a la extinta Liga de las Naciones–, asentado en la ciudad de París, Francia, hasta que la urbe cayó bajo dominio de las tropas hitlerianas, cuando las actividades del Instituto se vieron interrumpidas.

Sin embargo, por iniciativa del Gobierno cubano se estableció en La Habana un Centro Provisional de Cooperación Intelectual que se encargó de continuar la colaboración con la comunidad internacional, sobre todo en el ámbito  artístico  y cultural.

Tal hecho fue reconocido mediante una resolución presentada por la delegación de Chile en la Conferencia Constitutiva de la Unesco, celebrada en Londres en 1945.

Así Cuba rindió honores al pensamiento de José Martí, quién expresara: «Es hora ya de que las fuerzas de construcción venzan en la colosal batalla humana a las fuerzas de destrucción. La guerra, que era antes el primero de los recursos, es ya hoy el último: mañana será un crimen».

Esta idea del Apóstol se conectó, directamente, con la singular concepción que recoge el texto fundacional de la Unesco, donde se afirma que las guerras nacen en la mente de los hombres y es allí  donde debe construirse la paz.

Por su parte, en 1950, se inauguró el Centro Regional de la Unesco para el Hemisferio Occidental,  aunque la decisión de su creación se tomó en la III Conferencia General de la Unesco en 1948, lo que convirtió a la Oficina Unesco de La Habana en la  primera fundada fuera de la sede de la organización. No obstante, el ingreso oficial de Cuba a la Unesco se produjo el 29 de agosto de 1947.

De ese modo, quedó formalizada la relación histórica de la organización con nuestro país, la cual tuvo como hilo conductor al trabajo de la Comisión Nacional Cubana de la Unesco (CNCU),  fundada el 17 de noviembre de 1947, mediante el Decreto Presidencial No. 4097 que fue firmado por el Dr. Ramón Grau San Martín.

Dicha comisión, en su rol de entidad responsable de las relaciones de Cuba con la Unesco, también fue un espacio para potenciar el desarrollo cultural, científico y educativo de nuestro país.

Además, contó con un Consejo Ejecutivo, integrado por personalidades de la cultura cubana, que solían reunirse en la casa de Kohly (reparto capitalino) para intercambiar sobre diversos temas de la sociedad cubana. Figuras tales como Alejo Carpentier, Nicolás Guillén,  Ambrosio Fornet, Argelier León, Rita Longa y la  Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso,  designada como embajadora de Buena Voluntad de la Unesco en el 2002.

Asimismo, y durante estos 70 años, otras personas estuvieron al frente del trabajo de la Comisión Nacional Cubana de la Unesco como Elías Entralgo y la ilustre pedagoga cubana Dra. Vicentina Antuña, quién ostentó la presidencia de este apartado por 15 años.

Pero fue el triunfo revolucionario de 1959 lo que permitió desarrollar, plenamente, el activismo de nuestro país en el ámbito de la Unesco debido a la amplia coincidencia de los valores de la Organización con el programa de transformaciones sociales y económicas emprendidos por la naciente Revolución.

Mientras que la CNCU con su sello editorial asumió la impresión de importantes textos de la literatura cubana y también publicaciones de carácter científico, debido a que aún la Revolución no contaba con un sistema de editoriales. Así, vieron la luz ediciones de las novelas La Esfinge de Miguel de Carrión y El duelo de mi vecino de Ramón Meza, ambas publicadas en 1961; además de Once Ensayos Martianos, de Juan Marinello, Figuras Cubanas de Salvador Bueno, que aparecieron en 1964 y, por último, 4 años en la Ciénaga de Zapata de J. A. Coscuella, de 1965.

Correspondió a esta Comisión también, de conjunto con el Ministerio de Educación, mantener al corriente a la Unesco del desarrollo en Cuba de la Campaña de Alfabetización. Al respecto, la Organización publicó un informe donde se detallaba el proceso de la Campaña y se reconoció la validez de la experiencia cubana.

La alfabetización ha sido, precisamente, una de las áreas en las que nuestro país recibió más reconocimientos de la Unesco. En total Cuba ha recibido 6 lauros en materia de alfabetización,  el más reciente, el Premio Rey Sejón de Alfabetización, otorgado al método Yo, Sí Puedo en el 2006.

A propósito, la Unesco mantuvo un sistema internacional de premios e iniciativas de los Estados miembros con el objetivo de reconocer algún aporte destacado en los ámbitos  de competencia de la Organización. Es así que, desde 1977, se instituye el Premio Unesco Carlos J. Finlay en Microbiología, otorgado por primera vez en el año 1980.

Por su parte, el Premio Internacional José Martí de la Unesco se inserta en una iniciativa de intelectuales de talla mundial con el objetivo de promover el pensamiento avanzado del héroe cubano a través del organismo internacional. De tal modo surge el Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional, bajo los auspicios de la Unesco, el cual integra una extensa red de cátedras martianas alrededor del mundo y que nuclea en su Consejo Internacional a figuras como Atilio Borón, Adolfo Pérez Esquivel,   Pablo  González Casanova, entre otros.

Momento de especial significación fue el día 3 de febrero del 2006, ocasión en que el Comandante en Jefe Fidel Castro entregó el Premio Unesco José Martí, al Presidente Hugo Chávez Frías, en un emotivo acto celebrado en la Plaza de la Revolución de la capital cubana.

Veinte visitas de ocho Directores Generales de la Organización, cinco de ellos luego del Triunfo de la Revolución ayudaron a tejer los sólidos vínculos entre la Unesco y Cuba.

De hecho, muchos recuerdan la presencia entre nosotros del senegalés Amadou Mahtar M’Bow o de Federico Mayor Zaragoza, quien estuvo al frente de la Unesco entre los años 1989 y 1997, y recibió de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz la Orden José Martí, la más alta distinción que otorga el gobierno cubano.

La labor de Cuba en las áreas de competencia de la Unesco es muy amplia. A modo de reseña en este breve repaso podemos señalar en el ámbito de la cultura los nueve sitios cubanos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial: La Habana Vieja y su sistema de Fortificaciones, Trinidad y el Valle de los Ingenios, el Castillo de San Pedro de la Roca de Santiago de Cuba, Valle de Viñales, el Paisaje Arqueológico de las primeras plantaciones de café en el suroeste de Cuba, los centros  históricos de Cienfuegos y  Camagüey, así  como los parques nacionales Desembarco del Granma  y Alejandro de Humboldt. Sano orgullo significa tener a la tumba francesa y la rumba cubana como expresiones asentadas en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

En el campo de las Ciencias Naturales, el archipiélago cubano tiene seis áreas protegidas declaradas como Reservas de la Biosfera. En el área educativa, 76 escuelas cubanas integran la Red del Programa de Escuelas Asociadas de la Unesco y existen 12 cátedras en universidades, centros de investigación e instituciones académicas de todo el país.

La Comisión Nacional Cubana de la Unesco constituye la institución guardiana del Registro Nacional del Programa Memoria del Mundo de la Unesco, dedicado a la preservación y divulgación del patrimonio documental.

Y, hasta el momento, atesora 12 colecciones documentales en diversos soportes –custodiadas por importantes instituciones culturales del país–, que están asentadas en este registro y tres de ellas han accedido al Registro Mundial: el fondo José Martí, la colección del Noticiero ICAIC Latinoamericano y los documentos de Ernesto Che Guevara, incluido su diario de campaña.

El 2017 fue particularmente activo para las relaciones Cuba-Unesco, motivado por la celebración de los primeros 70 años de fructífero intercambio y la CNCU tuvo la oportunidad de coordinar, junto a instituciones nacionales trascendentes, actividades de la Unesco en ese año.

Se celebró, además, la Reunión del Comité Científico Internacional del Volumen IX de la Historia General de África, acogida por  Casa de Las Américas, institución que fue merecedora del Premio Unesco Jaime Torres Bodet, convirtiéndose en la primera en el mundo en poseer dos lauros Unesco, pues había recibido el Simón Bolívar en el 2004.

En el mes de abril toda La Habana vibró con las presentaciones de relevantes músicos internacionales reunidos en la capital cubana a propósito del Día Internacional del Jazz, ocasión en la que tuvimos el honor de recibir a Irina Bokova, primera mujer en dirigir la Unesco, en su tercera visita a Cuba bajo esa responsabilidad.

Durante la recién concluida 39 Conferencia General de la Unesco, Cuba resultó electa miembro del Consejo Ejecutivo, órgano en el cual hemos sido representados por ilustres intelectuales como Juan Marinello, Julio Le Riverend, Alfredo Guevara, Roberto Fernández Retamar  y Miguel Barnet, entre otros.

A 70 años de nuestro ingreso a la Unesco y la fundación de la CNCU, Cuba ratifica su profundo compromiso con la Organización y los valores que esta representa. Rechaza asimismo, todo tipo de represalia económica y chantaje financiero encaminados a doblegar la Organización e impedir el cumplimiento de su noble misión.

Cuba hace un llamado a la comunidad internacional a fortalecer el compromiso con la Unesco y lo hace recordando las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quién en un discurso pronunciado en 1984 señaló: «¡Cuánto ha contribuido la Unesco a los esfuerzos educacionales culturales y científicos de los Países del Tercer Mundo!».

(Granma)



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