Anna Hyatt, creadora de la estatua ecuestre del Apóstol

Edited by María Candela
2018-01-26 21:55:15

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Nacida en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, Anna Hyatt Huntington bebió de su padre, Alpheus Hyatt, profesor de Paleontología y Zoología en la Universidad de Harvard, el interés por los animales y su anatomía, y de madre la sensibilidad por el paisaje y el amor por el arte.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Anna Huntington comenzó a ser reconocida por sus esculturas vinculadas al mundo animal, en las cuales fue capaz de recrear la profundidad de las emociones con gran realismo.

En su trayectoria como escultora destacan más de 15 estatuas ecuestres, como las dedicadas a Don Quijote de la Mancha, Juana de Arco y el Cid Campeador. Destacándose en ese mundo por la capacidad para aplicar en el arte sus conocimientos sobre la anatomía equina y el comportamiento de estos que le atrajeron desde pequeña.

Fue en los de la seudorepública en Cuba que se le encargó a la creadora norteamericana, quien murió en 1973), como obsequio al pueblo de Estados Unidos, la creación de una escultura ecuestre del Apóstol José Martí, que permanece en el Parque Central de Nueva York.

El Historiador de Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler, declaró recientemente que la pieza posee una belleza indescriptible, porque subraya la inspiración de la artista.

Según Leal Spengler en la representación puede apreciarse el dominio que la escultora tuvo del tema, ya que recalca la inmensa ternura que está contenida en el acto del sacrificio de José Martí, llamado con razón Apóstol de la Independencia de Cuba, caído en combate el 19 de mayo de 1895, con solo 42 años.

La figura revela la serenidad con que Martí asumió el mandato de su propio destino. Al pie del monumento, aparecen las inscripciones alusivas a su vida y obra; en una de ellas destaca que “su genio literario fue tan alto como su vocación política y su espíritu de sacrificio”.

La biografía de Anna subraya que la obra centrada en Juana de Arco, demostró su dedicación y tenacidad hacia la profesión. Para lograr la escultura a tamaño real, se vio impulsada a investigar intensamente sobre la vida de la santa francesa, hacia la cual sentía gran admiración.

En New York, San Francisco, Quebec, Gloucester (Massachusetts) y Blois (France), existen réplicas de la Juana de Arco. Su obra es reconocida en muchas colecciones privadas y museos, incluyendo el Museo de Bellas Artes de Boston, el Museo de Arte de Denver, entre otros.

En Cuba también se puede admirar la obra de esta mujer en el complejo escultórico titulado “El relevo”, un regalo al pueblo cubano, el cual se ubica en la intersección de la avenida 20 de Mayo y Calzada de Ayesterán, muy cerca de la Plaza de la Revolución en La Habana.

Además de haber sido merecedora de múltiples comisiones, premios y condecoraciones como la de Caballero de la Legión de Honor que otorga el gobierno francés, Anna Huntington es reconocida por su espíritu altruista.

En 1923 Anna conoció al que se convertiría en su marido. Fue en la Sociedad Hispánica de Nueva York donde se estaba organizando una exposición de esculturas. Archer Milton Huntington era un rico heredero del ferrocarril que dedicaba parte de su tiempo a obras filantrópicas relacionadas con la cultura hispánica por la que sentía un gran interés.

El 10 de marzo de aquel mismo año, el día que ambos celebraban su cumpleaños, se casaron en una bonita ceremonia en el estudio de Archer.

Archer le contagió su pasión por la cultura hispana que se tradujo en obras como el Quijote y el Cid Campeador que fue donada a Sevilla y que, en agradecimiento, nombró a la pareja hijos adoptivos de la ciudad andaluza.

Anna y Archer vivieron en una casa a las afueras de Nueva York donde crearon un zoológico que les sirvió para seguir estudiando la anatomía animal. Poco después donarían los animales a Nueva York y se trasladaron a una amplia propiedad en Redding, Connecticut donde Anna empezó a experimentar con el aluminio sin dejar de modelar con el bronce.

Junto a su esposo, Archer Milton Huntington, contribuyó con la creación de cerca de 15 museos y del primer jardín escultórico que existió en Estados Unidos, situado en Carolina del Sur y donde se reúnen cerca de 500 piezas figurativas de más de 200 artistas americanos.

(Tomado de ACN)

 



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