Por: Lorenzo Oquendo
La Habana, 18 jun (RHC) El Desierto del Sahara se convirtió en impactante noticia por estos días al cubrirse de nieve invernal para sorpresa de invesigadores y científicos que estudian ese acontecimiento como resultado determinante del cambio climático.
Está confirmada la ocurrencia de nevadas en el Sahara, sin embargo su frecuencia aumentó inusitadamente con especial atención internacional de los meteorólos al explicar que una masa de aire frío impulsó su trayectoria al sur de Europa y después al norte de Africa motivado por alta presión atmosférica en el viejo continente.
Esto es ejemplo de irregularidad que puede manifestarse en nuestro entorno natural con otras adversidades climáticas que provoquen deforestación, mayor salinidad del agua, desprendimientos en zonas montañosas, incremento de suelos arenosos y pérdidas totales de especies marinas, entre otras muy posibles ocurrencias.
Es imprescindible, por tanto, establecer firmes prioridades de cambio en la manera de producir y consumir energéticos no solo con racionalidad sino eliminar como material primario los combustibles fósiles para sistemática disminución de emanaciones de gases de efecto invernadero especialmente el dióxido de carbono (CO2) fuertemente perjudicial al medio ambiente.
Por estos días también es noticia que el presidente de Estados Unidos Donal Trump piensa no retirarse del Acuerdo de París después de amenazas contra ese acuerdo del que expresó dejar ausente a su país.
Resulta que ahora manifiesta que puede regresar a ese pacto climático si no perjudica a su nación con sanciones por utilizar recursos de gas, carbón y petróleo que entiende son negociós que no puede cerrar, así de sencillo evaluó el mandatario estadounidense la posibilidad mantenerse en el acuerdo de París pero sin afectar su competitividad comercial en el mundo.
Simplemente el negacionista mayor del cambio climático está diametralmente ausente de la situación actual y del peligroso futuro que ofrece el calentamiento global para la Humanidad con un presente de continuos impactos ambientales en el planeta.
Precisamente a principios de este año en la costa este de Estados Unidos la población afrontó una ola de frío con más de 20 grados bajo cero en los termómetros y vientos que alcanzaron los 100 kilómetros por hora que ocasionaron la muerte a 17 personas por intensas nevadas que provocó el cierre de aeropuertos, además de otras medidas de protección ante esa inclemencia invernal.
En ese momento el presidente de Estados Unidos Donal Trump escribió en su mensaje electrónico que convendría ante esa situación invernal un poco del que denominó viejo calentamiento global por el que Estados Unidos pagaría millones de dólares para protección ambiental con el acuerdo de París y terminó con la sugerencia de abrigarse por la ocurrencia de esa nevada.
Algo inusitado pero real en nuestros tiempos con negacionistas del cambio climático que ofrecen condiciones para continuar su pertenencia a los acuerdos en convenciones internacionales. Así de sencillo ocurre en nuestra época climática.