El día 18 comenzará en Nueva York el septuagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dirigentes políticos pasarán por el podio y volverá a hacerse una radiografía de los males que hacen cada vez más vulnerable la existencia humana, en un mundo donde las desigualdades alcanzan contrastes brutales e insultantes y la paz está permanentemente amenazada y golpeada.
Esa misma tribuna ha sido escenario de cruciales batallas políticas en defensa de los países necesitados de hacer valer su derecho al desarrollo y a la vida. Uno de sus adalides fue Fidel.
Desaparezca la filosofía del despojo y desaparecerá la filosofía de la guerra, proclamó Fidel en memorable discurso en 1960, cuando ante la hostilidad de Estados Unidos ya el pueblo había hecho suya la consigna de Patria o Muerte y la Revolución se radicalizaba.
Razones contundentes
En 1979 Fidel volvió a la sede de la ONU y como presidente del Movimiento de Países No Alineados expuso las causas de la crítica situación del Tercer Mundo, que -en su voz- exigió el cese del intercambio desigual y del lenguaje amenazante y prepotente en la escena internacional.
Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era, pidió entonces el líder cubano.
Volvió en el 95, a una sesión especial por los 50 años de Naciones Unidas.
Tiene que imponerse la racionalidad, la equidad y la justicia en el mundo, dijo en breve y contundente discurso en el cual reclamó la democratización de la ONU.
Estuvo por último en la Cumbre del Milenio en el año 2000, y allí reiteró la urgencia de que esa organización represente realmente los intereses de los pueblos. (Fuente: RReloj).