Marylan, 6 sep (RHC) El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos informó recientemente que con la disipación del fenómeno El Niño aumentó la posibilidad de tener una temporada de huracanes por encima de lo normal en lo que resta de 2019.

Ahora se esperan de 10 a 17 tormentas con nombre (vientos de 63 kilómetros por hora o más), de las cuales de cinco a nueve se convertirán en huracanes (vientos de 120 kilómetros por hora o más), incluidos de dos a cuatro huracanes mayores (vientos de 178 kilómetros por hora o más).

El CNH indicó que el fenómeno climatológico de El Niño en el océano Pacífico llegó a su fin, lo que propicia que las condiciones estén un poco más favorables para el desarrollo de sistemas tropicales en el Atlántico.

"El Niño típicamente suprime la actividad de huracanes en el Atlántico, pero ahora que se ha ido, podríamos ver una temporada más activa", dijo Gerry Bell, pronosticador del Centro de Predicción Climática del CNH.

La probabilidad de que una temporada de huracanes en el Atlántico por encima del promedio es ahora de un 45 por ciento. En mayo de este año el CNH decía que la probabilidad de esto era de un 30 por ciento, según reportó el sitio stormcatcher.com.mx.

En promedio, la temporada de huracanes en el Atlántico produce 12 tormentas con nombre, de las cuales seis se convierten en huracanes, incluidos tres huracanes importantes.

Dorian fue la cuarta tormenta nombrada

Antes de Dorian se formaron tres ciclones en el Atlántico que recibieron los nombres de Andrea, Barry y Chantal.

Después de Dorian, que sigue activo golpeando las costas de las Carolinas, Estados Unidos, ya se formaron los ciclones Erin, que no tocó tierra, Fernando, que provocó inundaciones en los estados mexicanos de Nuevo León y Tamaulipas, y Gabrielle, que este viernes estaba alejada de las costas en medio del Atlántico.

Estos son los nombres que siguen para las próximas tormentas tropicales: Humberto, Imelda, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Néstor, Olga, Pablo, Rebeka, Sebastien, Tanya, Van y Wendy.

A partir de 1979, la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos son las entidades que escogen los nombres para denominar los ciclones tropicales, siempre alternando nombres masculinos y femeninos.