La proeza del primer contingente de maestros voluntarios

Edited by Maria Calvo
2022-08-31 03:33:43

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Maestros alfabetización



El 29 de agosto de 1960 en el teatro Auditórium, hoy Amadeo Roldán, se efectuó la graduación del primer contingente de maestros voluntarios y en esa ocasión el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz anunció que 1961 sería el Año de la Educación para erradicar el analfabetismo en Cuba.

«El año que viene, dijo entonces Fidel, vamos a la batalla contra el analfabetismo. El año que viene tenemos que establecernos una meta: liquidar el analfabetismo en nuestro país». Poco después, el 26 de septiembre de 1960, dio a conocer al mundo este propósito en su discurso en la Asamblea General de la ONU.

Allí denunció que «el 37,5 % de nuestra población (cubana) era analfabeta, no sabía leer ni escribir, y el 70 % de nuestra población infantil rural no tenía maestros», razón por la cual, entre las primeras medidas el Gobierno Revolucionario, «en solo 20 meses, ha creado 10 000 nuevas escuelas, es decir, en tan breve periodo de tiempo se ha duplicado el número de escuelas rurales que se habían creado en 50 años».

«Cuba es hoy ya el primer país de América que tiene satisfechas todas sus necesidades escolares, que tiene un maestro hasta en el último rincón de las montañas», agregó entonces Fidel y precisó: «Las fortalezas militares más importantes albergan hoy decenas de miles de estudiantes y, en el próximo año, nuestro pueblo se propone librar su gran batalla contra el analfabetismo, con la meta ambiciosa de enseñar a leer y escribir hasta el último analfabeto en el próximo año, y, con ese fin, organizaciones de maestros, de estudiantes, de trabajadores, es decir, todo el pueblo, están preparándose para una intensa campaña y Cuba será el primer país de América que a la vuelta de algunos meses pueda decir que no tiene un solo analfabeto».

Unos meses antes, el 22 de abril de 1960, ante las cámaras de la televisión, Fidel pidió a los jóvenes que lo ayudaran a resolver el problema de la educación en las zonas montañosas y otros lugares intrincados del país, y expresó: «Necesitamos mil maestros que quieran dedicarse a enseñar a los niños campesinos. Hace falta que ellos nos ayuden a mejorar la educación de nuestro pueblo y para que los campesinos aprendan a leer y se hagan hombres útiles para cualquier tarea.

«(…) Pero eso sí -aclaró-, los maestros que vayan tienen que estar dispuestos a quedarse en el lugar donde se les nombre (…) Hace falta que convivan con los campesinos, que les comuniquen sus experiencias y les infundan sus conocimientos».

A esta convocatoria de Fidel se presentaron de inmediato miles de jóvenes, ello dio lugar a la formación de tres contingentes que, de forma sucesiva, recibieron en las Minas del Frío la preparación integral que los capacitó para ejercer la docencia en las zonas más intrincadas del país. Excelentes profesores les impartieron clases de pedagogía, sicología, cultura general, preparación militar y política; además realizaban largas caminatas entre ríos y montañas que los entrenó para el ascenso varias veces del Pico Real del Turquino, como última prueba de resistencia física. Durante la preparación del primer contingente hubo que lamentar el fallecimiento de dos aspirantes a maestros voluntarios: Alfredo Gómez Gendra y Carlos Dickimson Bausá.

Como respuesta a esta audaz idea de Fidel, en menos de un año los lugares más olvidados del país antes de 1959 ya contaban con 3 500 maestros voluntarios, de los cuales 1 400 se graduaron el 29 de agosto de 1960, 1 100 el 23 de enero de 1961 y otros mil en junio de 1961. En todos los casos, los graduados recibieron el diploma firmado por el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.

En septiembre de 1960, los primeros maestros voluntarios tomaron posesión de sus aulas. Uno de ellos fue Conrado Benítez García, de 18 años, quien fue ubicado en las montañas del Escambray y vilmente asesinado el 5 de enero de 1961, por una de las bandas de alzados que operaban contra la Revolución en esa región del país. El 23 de enero de 1961, en la graduación del segundo Contingente, Fidel hizo pública la triste noticia y puso su nombre a las nacientes Brigadas de Alfabetizadores integradas por estudiantes.

Las fuerzas participantes se movilizaron con carácter voluntario, bajo el lema «El que sabe enseña al que no sabe», y estaban integradas por 20 000 alfabetizadores populares, 100 000 brigadistas Conrado Benítez (estudiantes), 13 000 brigadistas obreros y 34 000 maestros y profesores. En total, una fuerza de 167 000 voluntarios provenientes de todos los sectores de la sociedad.

Los resultados de la Campaña Nacional fueron: de 979 207 analfabetos censados se logró la alfabetización de 707 202, quedando un saldo de 3,9 % de analfabetismo residual sobre la población total estimada en Cuba en aquella época, margen considerado aceptable por las Naciones Unidas para declarar el 22 de diciembre de 1961 al país Territorio Libre de Analfabetismo.

En los años posteriores se continuó la atención al analfabetismo residual y los alfabetizados se incorporaron a los estudios de continuación de la Educación de Adultos. Al respecto, Fidel señaló: No nos contentaremos solo con liquidar el analfabetismo, sino que seguiremos aprendiendo y seguiremos enseñando, seguiremos estudiando y seguiremos dándole oportunidades al pueblo para estudiar. Liquidar el analfabetismo no es más que un primer paso; después vendrán nuevos pasos, después vendrán nuevas batallas, porque nuestro pueblo tiene que proponerse estudiar, superarse, saber cada día más».(Tomado del diario Granma)

 



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