Por: Lorenzo Oquendo

La Habana, 3 jun (RHC) Las instituciones meteorológicas realizan alertas públicas ante los eventos meteorológicos de diversos tipos.

Ciclones, lluvias y penetraciones del mar son algunos de los fenómenos que son anunciados por los especialistas y observadores los cuales posibilitan acciones previas para proteger recursos humanos y materiales.

Sin embargo, en estos tiempos es indispensable que los pronósticos sean mayormente sistemáticos en relación con el cambio climático como amenaza del planeta con año límite del 2030 para evitar una catástrofe global.

Actualmente un aumento de medio grado celsius de temperatura incide peligrosamente para que el 1,5 acordado en la conferencia del clima en París, provoque la desestabilizacón del entorno natural con todas sus consecuencias conocidas y advertidas por científicos y profesionales del medio ambiente.

Estamos al envolvernos en una temperatura ambiental de tres grados celcius con el continuo incremento de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles que provocará la extinción total de los arrecifes de coral con 10 millones de personas más expuestas a inundaciones marítimas, con mayores sequías extremas contra cultivos alimentarios y las consecuencias de hambruna humana.

Las fuentes renovables de energía están al alcance de todos, no solo de las grandes industrias sino de simples personas que pueden evitar emanaciones indeseables a la atmósfera y continuar el desarrollo en el mundo de vehículos que trabajen con electricidad en lugar de combustibles.

En diciembre del 2017 representantes de 199 naciones acordaron al menos realizar una acción para disminuir los impactos del cambio climático y mantener la temperatura ambiental por debajo de dos grados, pero aún no se vislumbran decisiones políticas ni gubernamentales, porque incluso el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, unilateralmente determinó retirarse del acuerdo de París y calificar al cambio climático como cuento argumentado por la República Popular China.

El año 2030 no está nada lejos y llegaremos prácticamente sin darnos cuenta y si el ambiente continúa su calentamiento sistemático, parte de nuestra generación y la futura están en pleno peligro de catástrofe ambiental.