Por: Lorenzo Oquendo
La Habana, 31 jul (RHC) Otra ola de calor afectó este mes de julio a los países de Europa Occidental provocando disímiles afectaciones.
Las insuficientes precipitaciones y el polvo del África en tránsito ambiental para Europa causaron la anomalía del contacto calórico a más de 35 grados celsius suficientes para que ocasionen enfermedades y hasta muertes.
A esa situación se unen los incendios forestales con pérdidas de vegetación natural al extenderse los fuegos por días sin poder extinguirlos a pesar de experiencias acumuladas por organizaciones de salvamento.
Naciones como Bélgica, Alemania y Países Bajos, entre otros, con cerca de 40 grados celsius nada agradable e inseguro en el ambiente humano afrontan esa situación causada por el cambio climático y sus contaminaciones ambientales.
Está bien demostrado que las oleadas de calor, intensos inviernos, extremas sequías y otros impactos climatológicos están originados por los gases de efecto invernadero procedentes de quemas de combustibles fósiles.
Por supuesto, no es de mucha preocupación para las grandes transnacionales industriales que requieren de mantener saldos económicos a partir de esa nociva tecnología, sin importar las afectaciones del medio ambiente ni de la existencia humana.
Pasar de la quema de combustibles fósiles a las de fuentes de energías renovables es una medida que puede revertir la situación actual del mundo, y establecerse de manera sistemática hasta sustituir la actual forma de extraer energías .
Es necesario asumir con seriedad ese objetivo y llegar de una vez por todas a la eliminación de esta constante amenaza que no solo dañará a los de menor sustento económico; sino también a los de mayor poder financiero.