Fidel, hombre de cultura: Un país que danza

Edited by Maria Calvo
2016-12-01 10:09:29

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por Yuris Nórido

Pocas veces un jefe de estado ha brindado tanto apoyo al arte de la danza. La relación de Fidel con Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba, por ejemplo, fue siempre muy estrecha.

Aunque confesaba que no sabía bailar, a Fidel Castro le gustaba la danza.

De hecho, a lo largo de su vida siempre encontró tiempo para asistir a funciones del Ballet Nacional de Cuba, una compañía que gracias en buena medida a su apoyo se convirtió en una de los embajadores de la Revolución en el extranjero.

Pero primero que todo (y esa fue también una voluntad del Comandante) fue siempre un ballet muy cubano, por más que se ocupara de preservar la gran tradición clásica.

Alicia y Fernando Alonso lo contaron muchas veces: en los primeros meses de la Revolución, Fidel personalmente se reunió con ellos y les ofreció los recursos para refundar al Ballet Nacional de Cuba, para convertirlo en una compañía de referencia internacional.

Parecía un sueño… o hasta una locura.

Que Cuba, una pequeña isla del Caribe, pudiera contar con una agrupación que emulara con las grandes compañías del mundo (casi todas en Europa o en los Estados Unidos), no se le había ocurrido a ningún gobernante anterior.

Incluso, aunque en esta isla hubiera nacido una de las más grandes bailarinas del siglo XX, Alicia Alonso, que ya por esos años encabezaba elencos en los más importantes teatros.

Para fundar un ballet no basta el talento (y se sabe que el cubano es un pueblo que danza, casi por naturaleza); hace falta también voluntad institucional.

Eso lo sabía Fidel. Gracias a él se pudo concretar el sueño de los fundadores del ballet en Cuba.

Las relaciones de la compañía con la gesta libertaria nacional tenían larga data. Alicia había sido acusada de comunista y el gobierno de Batista le había retirado el escaso apoyo monetario a su compañía en 1956, después de que Alicia y Fernando se negaran a formar parte de su aparato propagandístico.

Todavía estaba fresco el recuerdo de la gran función de desagravio que le ofreció la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) a Alicia en el Estadio Universitario.

Pero más que un agradecimiento por la historia compartida, el gesto de Fidel hacia el Ballet formaba parte de un nuevo proyecto de país, que privilegió el rol del arte en la defensa de la identidad y la libertad nacionales.

No solo el ballet. La Revolución naciente fundó en esos años otras dos compañías: Danza Nacional de Cuba (que después sería Danza Contemporánea de Cuba) y el Conjunto Folclórico Nacional.

Y para garantizar la creación de un entramado artístico estable, se fundó la Escuela Nacional de Arte.

En medio de las complejidades de la vida política, económica y social de la nación, Fidel Castro nunca descuidó la atención a las escuelas formadoras de bailarines.

Por su empeño, ya a finales de los años 90, se abrió una nueva sede de la Escuela Nacional de Ballet, una edificación monumental que llama la atención de bailarines y maestros de todo el mundo.

Fidel era un soñador. Creía que cada provincia podía contar con una compañía profesional de ballet… Y si no era posible, al menos que todos los niños que tuvieran las condiciones pudieran estudiar, vivieran donde vivieran.

Eso último, ahora mismo, no es un sueño. Algunos de nuestros mejores bailarines, de todas las expresiones de la danza, nacieron en pequeños pueblos, lejos de los tradicionales centros culturales.

En una reciente entrevista para la Televisión Cubana, la estrella internacional del ballet Carlos Acosta reconocía que Fidel fue un gran benefactor de las artes.

Según Acosta, en los tiempos en que bailó con el Royal Ballet, de Londres, ningún primer ministro británico puso en pie en la sede de la compañía, para interesarse por el trabajo cotidiano.

Fidel sí lo hizo en Cuba, muchas veces.

Alicia Alonso lo ha reafirmado por estos días. Después de la desaparición física del líder de la Revolución, expresó: “Siempre recordaré su voz, amable y cercana, preguntando sobre mi trabajo artístico, pidiendo detalles sobre las actividades del Ballet Nacional de Cuba, sus logros y necesidades. La importante ayuda que dio a nuestro arte la ofreció siempre con cariño y respeto.  El legado histórico que nos deja, inmenso y abarcador, está también ampliamente representado en la cultura cubana. Por eso, por siempre y para siempre, decimos  ¡Gracias Fidel!”

 



(CubaSí)



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