La Habana, 1 sep (RHC) El ritmo arrollador de Matanzas no tiene para cuando acabar. Ya ha demostrado en este campeonato superioridad ante novenas muy fuertes como los monarcas avileños y los subtitulares pinareños, únicos que han logrado derrotarlos.

Sin embargo, no puede decirse que estas dos novenas hayan alcanzado el tope de su potencial; los Tigres con balance positivo (11-8) pero sin acercarse a su versión más letal, y los Vegueros muy por debajo de los vaticinios (7-10), alejados del rendimiento superlativo que los caracteriza, reseña el periódico Granma.

Por tal motivo, tenía particular interés en ver a los Cocodrilos frente un conjunto que, si bien no es de los favoritos en la lid, anda en inmejorable condición en todos los renglones. Hablamos, por supuesto, de Camagüey, la gran revelación del campeonato gracias a sus 12 éxitos en 18 presentaciones.

Pues bien, los yumurinos no creyeron en el empuje de los Toros, ni en la presencia de casi 10 000 agramontinos en las gradas del Cándido González (me atrevo a asegurar que es la mejor concurrencia nacional en toda la lid), y cayeron sin piedad sobre los envíos de serpentineros locales, quienes permitieron diez anotaciones y la enorme friolera de 18 inatrapables.

Yordanis Samón no ha parado de batear (promedia 425) y siguió encendido con par de cohetes, mientras el portentoso Jefferson Delgado tuvo tarde perfecta con tres cañonazos, igual cantidad de anotadas y jonrón incluido.

Jonder Martínez controló la situación desde la lomita, pero tras su salida en el séptimo episodio sin permitir carreras, los camagüeyanos se revelaron con cinco rayas en el último tercio, prueba de que se les debe colocar lo mejor disponible para desbancarlos sin sustos.

El resto de la jornada no dejó grandes notas, salvo las sorpresivas victorias de Mayabeque y Guantánamo sobre Granma y Ciego de Ávila, por ese orden. Los duelos Holguín-La Isla y Pinar del Río-Villa Clara no se celebraron debido a la suspensión de la transportación marítima desde y hacia territorio pinero, lo cual impidió el traslado de los holguineros al municipio especial y el viaje de villaclareños hasta sus predios.