El duelo que Carlsen y Karjakin disputan en Nueva York por el título mundial de ajedrez vivió un nuevo empate, el quinto consecutivo, que, sin embargo, supone un crucial aumento en la tensión.

Una vez más, el campeón, que llevaba blancas, obtuvo una cierta ventaja en la apertura -algo que ha sucedido prácticamente en todas las partidas-, pero esta vez Karjakin no sólo se defendió tenazmente, sino que aprovechó una imprecisión del noruego para lanzar un contragolpe y enseñar los dientes.

De hecho, todos los analistas coinciden en que esta vez Magnus fue muy afortunado de escaparse con unas tablas. Los jugadores tienen un límite de 100 minutos para completar las primeras 40 jugadas; es muy habitual que en este momento crítico de la partida se produzca algún error, justo antes de la jugada cuarenta -por la presión del reloj y la escasez de tiempo para pensar-, o inmediatamente después, por relajarse tras pasar la tensión del control. Este último parece haber sido el caso en la quinta partida, en la que Carlsen, que había dominado con claridad, cayó en un pequeño error precisamente en la jugada 41.

Karjakin no dejó pasar la ocasión y por primera vez mostró su agresividad, sacrificando un peón a cambio de pasar al contraataque. Era una jugada poco obvia, que cogió por sorpresa incluso a experimentados maestros como el español Miguel Illescas, ocho veces campeón de España, que en un primer momento expresó sus dudas sobre la maniobra del ruso. Pero lo cierto es que la posición de Magnus se volvió de repente muy peligrosa, y el noruego se encontró por primera vez en peligro real de caer por detrás en el marcador. Sólo un alarde de sangre fría y un ingenioso recurso salvador -devolviendo el peón de ventaja casi de inmediato-, permitieron a Magnus recuperar el equilibrio.

Objetivamente, Carlsen ha tenido la iniciativa -cuando no una clara ventaja- en las cinco partidas disputadas hasta ahora. Pero este dominio sobre el tablero no se ha materializado en el marcador, y la ventaja psicológica empieza a estar del lado del ruso, ya que todo parece ir según el guión de su equipo. Esto fue muy palpable en la rueda de prensa de esta madrugada, cuando, tras cinco horas de juego, Magnus Carlsen no disimuló su exasperación e incluso rechazó responder a algunas de las preguntas de los periodistas, dando por finalizada su intervención de forma abrupta. Por el contrario Karjakin, 'el chico de Putin', está consiguiendo algo que parecía impensable: meterse en el bolsillo al público americano con su imperturbable sonrisa.

Este viernes, a partir de las 20.00 CET, Karjakin dispondrá de la iniciativa con las blancas en la sexta partida. El marcador permanece igualado, a 2,5 puntos y el primero que alcance 6,5 será el vencedor del encuentro por el título, pactado a 12 partidas.

Tomado de El Mundo