Moscú, 3 nov (RHC) Rusia saludó el estudio por el Tribunal Penal Internacional de un posible enjuiciamiento de los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por las tropas de Estados Unidos durante el conflicto en Afganistán.

Maria Zajarova, vocera de la cancillería rusa, destacó que una decisión en ese sentido estaría relacionada con los desmanes de las fuerzas estadounidenses en el convulso país asiático.

Zajarova recordó el ataque de la aviación de la alianza atlántica contra una boda en Kandabar, donde murieron al menos 100 personas en el 2008 y el caso del ataque contra civiles en la localidad de Gora, causante de al menos 110 fallecidos.

Más recientemente, en octubre de 2015, la aviación estadounidense bombardeó un hospital de Médicos sin Fronteras, que dejó 20 muertos y unos 40 heridos, destacó la funcionaria.

En todos los casos, las potencias occidentales apenas apelaron a reconocer el error, pero nunca hubo una investigación independiente sobre los mencionados sucesos y otros similares, comentó Zajarova.

Tal situación promueve la impunidad entre quienes son responsables de esos hechos criminales, consideró la vocero, quien estimó que si no existe una persona específica, al menos el Estado debe responder por ello.

Además, los familiares de las víctimas nunca recibieron algún tipo de ayuda o compensación e incluso hay casos como una decisión reciente del Tribunal Supremo de Alemania, que dejó sin efecto una demanda de pago de compensaciones a familiares, denunció.

De igual forma, destacó la creciente preocupación por lo ocurrido en Afganistán, un ejemplo, opinó, de lo que sucede con Estados Unidos cuando se le permite actuar como potencia hegemónica.

Otra preocupación para Rusia está dada por el aumento inusitado del narcotráfico en Afganistán desde que Estados Unidos inició la agresión contra esa nación asiática, declaró la vocera.

Ello preocupa a Rusia, pues el narcotráfico constituye entre el 30 y el 40 por ciento de los ingresos de los movimientos terroristas que los utilizan no solo para financiar sus actividades, sino también para reclutar a nuevos miembros o formar terroristas suicidas, explicó.

Rusia, por su lado, contribuyó con unos 300 mil dólares a programas de la ONU para combatir el flagelo de la droga y reducir los cultivos de amapola, base para producir opio y otros alucinógenos, señaló.