Buenos Aires, 28 nov (RHC) Dentro y fuera de la embajada de Cuba en Buenos Aires, este 28 de noviembre se aprecia consternación en el pueblo argentino que hace fila para dar el último adiós al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, fallecido a los 90 años de edad, el pasado viernes, en La Habana.

!Viva Fidel!, !Viva Cuba!, grita un joven que pasa en su auto. A su lado un amigo ondea la bandera cubana, y los que esperan para firmar el libro de condolencias le responden con más vivas, y un !hasta la victoria siempre, Comandante!, precisa una crónica de la agencia Prensa Latina (PL).

Fidel Castro marcó la vida de muchos pueblos latinoamericanos, y en especial de Argentina, donde sus ideas y las de su compañero de lucha, Ernesto Che Guevara, están impregnadas en más de una generación.

El silencio se siente por momento en la fila, los niños corren y piden a sus padres buscar más flores para Fidel, como si fuera alguien muy cercano para ellos, otros le cantan al líder. Más allá, una joven llora, no se puede contener, se quiebra y grita: él no está muerto, él vive y vivirá siempre.

La noticia de la muerte de Fidel ha dejado una estela de pesar en el mundo, pero en Argentina de una manera particular por la unión suya con el Che. Aquí estuvo cinco veces y en la que fuera su última visita, hace exactamente una década, arrastró a una gran masa compacta en la cumbre del Mercosur.

Familias enteras, jóvenes de diferentes corrientes políticas, embajadores de varios países y sobre todo el pueblo, ese de a pie, está presente en la embajada de la isla en Buenos Aires desde horas tempranas, incluso algunos viajaron cientos de kilómetros porque no podían quedar indiferentes, tenían una deuda, sabían que debían estar ahí.

Acompañado por sus tres pequeños hijos y su esposa, Leandro Grille llegó hasta la sede diplomática portando una boina similar a la del Che, y con flores en las manos. El cubano-uruguayo declaró a Prensa Latina que a Fidel le debe todo. Es mi salvador, dijo.

Mis padres, relató, se exiliaron en Cuba huyendo de la dictadura en mi país y mis hermanos y yo nacimos en la isla, vivimos allí hasta retornar a Uruguay.

Nosotros le debemos a la Revolución la vida. No se si podría en pocas palabras transmitir lo que significó para todos nosotros Fidel, una persona de semejante estatura, es un ejemplo y por eso traigo a mis hijos para que graben este momento en sus corazones y queden en ellos el gran sentido de justicia del Comandante, apunta el joven, mientras una de sus pequeñas niñas le dice: papá busquemos más flores para ponerle a Fidel, quiero más flores para él.

De unos 35 años, Rodrigo de Santa Cruz, hace fila con sus hijos para firmar el libro de condolencias.

"Vine con ellos para que desde pequeños sepan quien fue Fidel, una persona de lucha, de resistencia, de entregarlo todo para todos", manifestó.

Y entre las muchas personas que lloran sin contenerse, para aliviar ese dolor por la pérdida del líder y seguir la lucha, está Paula, una colombiana graduada de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), cuya carga emotiva de sus lágrimas conmovió a los presentes.

La noticia nos sorprendió estando juntos en Córdoba los egresados de la ELAM, participando en un encuentro, somos una familia y el es nuestro padre, dijo entre sollozos a PL.

Todos quedamos muy claros de que ahora en lo adelante tenemos que estar más unidos y convencidos que somos un ejército de batas blancas y tenemos que seguir adelante con sus ideas para poder vencer como el pueblo cubano, enfatizó.

Pasada más de cuatro horas de la apertura del libro de condolencias, la embajada continúa llena y siguen llegando cada vez más personas con flores y mensajes para Fidel.

Dan el último adiós al Comandante de los cubanos pero, coinciden, es solo una partida física, porque él está aquí, estará para siempre.