París, 5 abr (RHC) El izquierdista Jean-Luc Melenchon y el centrista Emmanuel Macron aparecen como los grandes vencedores del debate televisivo realizado con vistas a las elecciones en Francia, al lograr las mejores opiniones entre los ciudadanos.

De acuerdo con un sondeo Elabe realizado tras la emisión, Melenchon lideró el apartado del más convincente con un 25 por ciento y también se ubicó como el que mejor entiende las preocupaciones de los franceses, con un 26 por ciento, indica Prensa Latina.

Macron resultó seleccionado como el de mejores cualidades para convertirse en presidente, con un 27 por ciento, y el 23 por ciento opinó que posee el mejor proyecto para impulsar el país.

Más rezagados quedaron el resto de los candidatos: el derechista François Fillon se ubicó como el tercero más convincente con un 15 por ciento, seguido por la ultraderechista Marine Le Pen con un 11 por ciento y el socialista Benoit Hamon con un nueve.

Los demás aspirantes presidenciales quedaron por debajo del seis por ciento: los centristas Jean Lassalle y Jacques Cheminade, los soberanistas Nicolas Dupont-Aignan y François Asselineau, así como los izquierdistas Nathalie Arthaud y Philippe Poutou.

Durante casi cuatro horas, todos los candidatos contaron con similar tiempo de expresión para explicar ante el gran público sus propuestas sobre temas como la creación del empleo, las relaciones con la Unión Europea (UE), la seguridad, la moralización de la vida pública, las instituciones de la República y el modelo social galo.

Pese a los intentos de organizar las intervenciones para mantener el debate bajo control, en ocasiones las dos conductoras debieron exigir orden ante tensas polémicas en temas como el empleo.

Mientras los políticos inclinados a la derecha como Fillon defendieron la necesidad de liberalizar el mercado del empleo para reducir el paro, actualmente ubicado en un 10 por ciento, los de tendencia izquierdista como Melenchon abogaron por normativas sólidas que garanticen el respeto a los derechos de los trabajadores.

Las relaciones con la UE también generaron tensas controversias, con políticos como Le Pen y Asselineau que proponen la salida del bloque regional, al considerarlo la causa de muchos de los problemas actuales en esta nación europea.

Frente a la polémica, la izquierdista Arthaud sostuvo que los males en Francia no están provocados por la UE, sino por la hegemonía de una clase capitalista que explota a la clase trabajadora, la cual sigue estando mal pagada sea en euros o en francos.

La moralización de la vida pública fue otro tema espinoso durante el cual varios candidatos atacaron a Fillon y a Le Pen por sus cuentas pendientes con la justicia, al demandarles cómo se puede ser un presidente ejemplar cuando existen cuestionamientos judiciales.

Para evitar este tipo de casos, los aspirantes presidenciales lanzaron propuestas, como exigir un expediente judicial limpio para los políticos que aspiran a un cargo de elección popular, y también dar la posibilidad a la ciudadanía de revocar a sus dirigentes.

Otras muchas cuestiones fueron debatidas como la pertinencia de realizar referendos periódicamente sobre temas trascendentes, las mejores vías para proteger a los franceses de la amenaza terrorista, y las propuestas para preservar y consolidar el modelo social.