Rechaza República Democrática de Corea declaraciones de la ONU tras lanzamiento de misil

Edited by Nuria Barbosa León
2017-08-31 20:53:45

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Pyongyang, 31 ago (RHC) La República Popular Democrática de Corea rechazó la declaración presidencial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde el organismo internacional condenó los recientes lanzamientos de misiles balísticos del país asiático.

El Ministerio coreano de Relaciones Exteriores declaró que sus pruebas con misiles no afectan la paz de la región y enfatizó que las Fuerzas Armadas Revolucionarias incrementarán su capacidad combativa.

La República coreana realiza estos ensayos nucleares en respuesta a las reiteradas amenazas, provocaciones y sanciones de Estados Unidos, en conspiración con países como Corea del Sur y Japón.

La nación asiática ratificó el carácter invariable de su posición mientras persista la política hostil de la Casa Blanca, y descartó la posibilidad de diálogo bajo dichas condiciones.

Mientras las fuerzas armadas de Estados Unidos realizaron simulacros de ataques aéreos en polígonos de entrenamiento en Surcorea con bombarderos estratégicos B-1B Lancers, desde la base de Andersen en Guam, informó hoy el Pentágono.

En este simulacro de unas 10 horas de duración realizado el miércoles participaron también cuatro cazas F-35B Lightning II, basificados en la Estación Aérea del Cuerpo de Infantería de Marina en Iwakuni, Japón, así como cuatro F-15K de Surcorea y dos cazas nipones F-15J.

La maniobra, calificada de provocación por la República Popular Democrática de Corea (RPDC), consistió en prácticas de tiro real sobre la parte meridional de la península Coreana, en el polígono de entrenamiento de Pilsung, provincia de Gangwon-do.

Según el Departamento de Defensa, esto fue como respuesta directa al lanzamiento de un misil de alcance intermedio Hwasong-12 el 29 de agosto por parte de las autoridades norcoreanas, que hizo una travesía de unos cinco mil kilómetros y voló sobre la isla japonesa de Hokkaido, acción enmarcada en los planes que Pyongyang califica de defensivos contra la hostilidad de Washington y sus aliados.

Tras este lanzamiento, el presidente Donald Trump respondió que todas las opciones están sobre la mesa para que Estados Unidos enfrente las 'acciones amenazadoras y desestabilizadoras' de las autoridades norcoreanas.

En medio de esta situación, el ejército estadounidense lanzó el martes por la tarde un misil señuelo desde la isla de Kauai, en el archipiélago de Hawai, océano Pacífico, que fue destruido con un cohete interceptor SM-6 lanzado desde el buque John Paul Jones (DDG-53) de la Marina de los Estados Unidos.

Este simulacro tiene lugar dos meses después que fracasó uno similar con el empleo de un SM-3 de tecnología conjunta japonesa y norteamericana.

Según el general Sam Greaves, director de la Agencia de Defensa contra Misiles, esta prueba proporciona a la armada norteamericana mejores capacidades para destruir los cohetes balísticos en las últimas etapas de vuelo.

Por otra parte, terminaron hoy los ejercicios militares Ulchi Freedom Guardian entre los mandos militares y tropas de Washington y Seúl, que comenzaron el 21 de agosto y contribuyeron al agravamiento de la tensa situación en la zona.

Estos entrenamientos, que según el Pentágono transcurrieron en su mayor parte mediante la simulación en sistemas computarizados, para la RPDC forman parte de los ensayos de agresión estadounidenses y surcoreanos, aunque el presidente de este último país, Moon Jae-in, declaró que son 'puramente defensivos' y no están dirigidos a crear nuevos problemas.

Sin embargo, publicaciones especializadas aseguran que las maniobras incluyen simulacros de golpes coheteriles y aéreos dirigidos a ensayar la eliminación de las principales figuras dirigentes norcoreanas, en particular el líder Kim Jong-un y altos oficiales de las fuerzas armadas de ese país.

En estos ejercicios bélicos participan también unidades de Australia, Reino Unido, Canadá, Colombia, Dinamarca, Países Bajos, y Nueva Zelanda, junto a unos 17 mil 500 militares norteamericanos y alrededor de 50 mil surcoreanos.

 



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