Ciudad del Vaticano, 12 abril (PL) El papa Francisco expresó este domingo en su Mensaje Pascual y la bendición Urbi et Orbi, de la Ciudad al Mundo, que éste no es tiempo de indiferencia porque el mundo entero sufre y tiene que estar unido para afrontar la pandemia.
El sumo pontífice pidió que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los refugiados y sin techo, procuremos, que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria, puntualizó .
'Considerando las circunstancias', Francisco abogó a favor del relajamiento de las sanciones internacionales las cuales impiden a los países afectados 'ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada', y de la reducción o condonación de la deuda a las naciones más pobres.
A continuación, el papa se refirió a la situación provocada por la difusión de la Covid-19 en algunas regiones como el llamado viejo continente, donde 'la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero'.
Al instar al organismo regional a no perder la ocasión para demostrar solidaridad, recurriendo incluso a soluciones innovadoras, afirmó que esa 'es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado', con peligro para la convivencia pacífica y el desarrollo de futuras generaciones.
También puntualizó que este no es tiempo de división y clamó porque 'Cristo, nuestra paz, ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan la valentía de adherir al llamamiento por un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo'.
En ese sentido, se pronunció contra la fabricación y venta de armas, el terrorismo en varios países de África y por la solución pacífica de conflictos que involucran a países como Siria, Yemen, Iraq, Líbano, Israel, Palestina y Ucrania.
Que el Señor de la vida se muestre cercano a las poblaciones de Asia y África que están atravesando graves crisis humanitarias, como en la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Que reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías, acotó.
'Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados, muchos de ellos son niños, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía'.
Que permita, añadió, alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria.
Aboga papa Francisco por unidad del mundo para enfrentar la pandemia
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