Foto ilustrativa. Internet.

Lima, 10 nov (RHC) El centro histórico de la capital peruana se llenó este jueves de colores y lemas al viento, en el paso de una marcha que condena lo que considera aprestos de golpe de Estado de fuerzas derechistas.

Marcharon obreros, estudiantes, campesinos, gente llegada del interior, del mosaico de pueblos de la costa, los Andes y la selva amazónica, gente de manos encallecidas y rostros cetrinos.

Militantes de izquierda de varias generaciones y jóvenes, muchos jóvenes, estudiantes, trabajadores, se sumaron a la marcha simbólicamente llamada “La toma de Lima”, en alusión a que el conservadorismo tiene un bastión electoral en la capital.

El nombre de la marcha fue interpretado por congresistas y medios de prensa para señalar que la demostración sería violenta, por lo cual el Parlamento controlado por una dirigencia opositora, adujo informes policiales sobre posible violencia y redujo al mínimo sus actividades.

Lo cierto es que las combativas columnas marcharon pacífica y serenamente, sin roces con la Policía, que usó numerosos agentes para escoltar las columnas y para mantener la vanguardia de la manifestación a una cuadra antes del palacio legislativo.

Llenaron las calles con lemas antigolpistas y casi no se refirieron al presidente Pedro Castillo, enfocándose mas bien en rechazar lo que llaman golpe de Estado, denunciado por el mandatario, y la ofensiva derechista.

Los carteles de los sindicatos llevaban lemas contra el Parlamento y el golpe denunciado, así como sobre sus luchas por mejores salarios.

Yuri Castro, dirigente del Partido Perú Libre, partido que mantiene una línea de apoyo crítico al presidente Castillo, declaró que su organización participó porque está siempre junto al pueblo y su deber es enfrentar a la derecha.

La movilización fue organizada por la Asamblea Nacional de los Pueblos, una coordinadora de organizaciones políticas y sociales que, además de defender a la democracia, exigieron hoy al jefe de Estado que cumpla sus promesas electorales de cambios profundos sociales y económicos.

Al final de la movilización, un pequeño grupo de marchistas que rebasaron al control de los organizadores y se suscitó un incidente con la Policía, que obligó a retroceder a la marcha con gases lacrimógenos. (Fuente: Prensa Latina).