Brasilia, 19 may (RHC) En apenas cinco días de instaurado, el gobierno del presidente interino Michel Temer hizo retroceder a Brasil 50 años en la historia, expresó el ex coordinador ejecutivo del Quinto Foro Social Mundial, Jeferson Miola.
Las políticas del gobierno usurpador colocan al país en aquella época del Estado oligárquico montado para atender los intereses de una minoría parasitaria y patrimonialista a costa de la exclusión de la mayoría de la población, sostuvo el integrante del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (IDEA).
En un artículo publicado en el diario digital Brasil 247, el analista afirma que bastaron cinco días para confirmar lo que ya se sabía: la naturaleza antipopular y antinacional del golpe de Estado mal disfrazado de impeachment fraudulento contra la presidenta Dilma Rousseff.
Miola enumera el que cataloga de largo inventario de medidas regresivas adoptadas por el gobierno usurpador y asegura que los golpistas demostraron ya tener mucha prisa en ejecutar su plan.
Entre las decisiones adoptadas menciona la extinción del Ministerio de Desarrollo Agrario, responsable por las políticas públicas específicas que favorecen a más de cinco millones de familias (o 20 millones de personas), quienes producen cerca del 70 por ciento de los alimentos consumidos por la población.
También, la eliminación de las carteras de Mujeres, Igualdad Social y Derechos, y de Cultura; así como la designación en puestos de primer escalón de hombres blancos, ricos, todos señores representantes exclusivos de la burguesía agraria, comercial, industrial, inmobiliaria y financiera.
Además de eso, agrega, 16 de los 24 ministros del gabinete Temer son investigados en la operación anticorrupción Lava Jato y por otros delitos.
Para conseguir imponer su proyecto anti-pueblo y anti-nación, el gobierno usurpador tendrá que vencer la creciente resistencia en la sociedad brasileña y mundial, señala Miola y advierte que eso no será nada fácil, "porque el conspirador Michel Temer carece de legitimidad popular para gobernar a Brasil".
La propia publicación comenta el malestar generado por la designación, por parte del flamante mandatario interino, del diputado André Moura, del Partido Social Cristiano (PSC), como líder del gobierno en la Cámara baja.
Al mando de la llamada bancada evangélica, Moura es señalado como brazo derecho del apartado ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha y uno de quienes más trabajó para intentar, infructuosamente, evitar la casación del mandato de este último.
Al promover al más fiel de sus escuderos, Temer se presenta como rehén de Cunha. Si es así, y él pretende "tercerizar el gobierno al correntista suizo, debería entonces entregar las llaves del Palacio" (de Planalto), apuntó el columnista Bernardo Mello Franco.
