La Habana, 17 feb (RHC)- El aniversario 90 del nacimiento del Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque, se rememora este viernes en toda Cuba con una peregrinación hasta su tumba en el municipio montañoso de Tercer Frente y un espectáculo artístico en el teatro Heredia en la oriental provincia cubana de Santiago de Cuba.

Fallecido en septiembre del 2009, el líder dejó en esta ciudad, a la cual estuvo directamente vinculado durante muchos años, una estela de admiración y cariño que pervive entre quienes lo conocieron y trabajaron junto a él, así como en las obras económicas y sociales nacidas con su respaldo.

Como parte del homenaje al legendario combatiente evocaron su impronta artistas santiagueros y trabajadores de los Estudios Siboney, de la Egrem, creados por él en el afán por la promoción de la música cubana, de la cual fue notable exponente por sus más de 300 composiciones en diversos géneros.

Asimismo, se realizarán otras jornadas de homenaje en Playas Las Coloradas, por donde desembarcó Almeida junto a los expedicionarios del yate Granma y en Cinco Palmas, sitio en el cual se reencontró con Fidel y Raúl, hace 60 años.

Desde el 2013 una original escultura emplazada en la fachada del coliseo santiaguero recuerda a Almeida, unos de los tres Comandantes de la Revolución, junto a Ramiro Valdés y Guillermo García, así reconocidos por sus significativos aportes a la gesta insurreccional cubana y las transformaciones posteriores.

Con unos 32 metros de altura y poco más de 19 metros de ancho, la pieza monumental pesa alrededor de 16 toneladas y desde su ubicación ha llamado la atención de lugareños y visitantes por sus dimensiones y majestuosidad.

En el conjunto prevalece la frase del dirigente Aquí no se rinde nadie, antológica en la historia de rebeldías y resistencia de los cubanos e inspiración para la continuidad de los desafíos enfrentados por el proceso revolucionario en casi 60 años.

Asaltante al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, junto a Fidel Castro y jóvenes rebeldes; expedicionario del yate Granma que arribó el 2 de diciembre de 1956 para iniciar el derrocamiento armado del dictador Fulgencio Batista, el humilde albañil entró definitivamente en la memoria nacional.

El Comandante sobresalió por su infinita lealtad al Partido Comunista de Cuba y a la Revolución.


(PL)