¿Don Pancho Marty, un hombre de éxito?

Eldonita de Julio Pérez
2019-05-05 11:28:00

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¿Don Pancho Marty, un hombre de éxito?

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

Abundan en nuestra historia las personalidades y gente ilustre que residieron en La Habana del siglo XIX, y de esa época llama la atención la figura de Francisco Marty Torrens, conocido por Pancho Marty, de origen catalán.

En España fue soldado de artillería, licenciado en 1809, vino para Cuba en la mayor miseria.   En 1809 gobernaba en la Mayor de las Antillas el marqués de Someruelos, militar de gran reputación.

Pancho Marty, a pesar de caracterizarse por trabajar fuera de la ley, se convirtió en uno de los hombres de mayor caudal e influencia de su tiempo, con acceso libre.  Apoyó a los Capitanes Generales que pasaron por la isla y obtuvo beneficios para su ilícita vida como negociante sin escrúpulos.  Y es que fue uno de los más grandes traficantes de esclavos.

Así llegó a crear en las faldas de la fortaleza de la Cabaña, lo que hoy se conoce como Casablanca, un tren de pesca, -grupo de embarcaciones usadas para el tráfico de negros esclavos-, una cobertura para su negocio.  Los recogía en el sur de Isla de Pinos, donde tenía una guarida y lo denominaron como "el rey de Isla de Pinos".

En 1836 al asumir el mando el Capitán General de la Isla de Cuba Don Miguel Tacón, y ya que este último era partidario de abolir la trata negrera, le puso precio a la captura vivo o muerto de Marty.

Tal era la osadía de éste que, jugándose su libertad y su negocio, se presentó ante el mismísimo Capitán General y solidarizado con la causa de Tacón se identificó.   El gobernador Tacón sorprendido ante la audacia de este lo convirtió en su hombre de confianza y le concedió el perdón.

Por su habilidad supo Marty ganarse la concesión para la captura y venta del pescado en la ciudad de La Habana, así como la construcción de una pescadería en el mercado de Cristina en la Plaza Vieja, inaugurada en 1817,  ubicada al fondo de la Catedral, justo donde empezaba la calle Empedrados.    Era un edificio de dos plantas y en el segundo piso radicaban las oficinas así como su vivienda.  Fue autorizado a usar en su beneficio esa instalación por 15 años y luego debido a sus amplias "relaciones" le fue concedida de por vida.   Posteriormente  a su muerte la siguió explotando el ayuntamiento hasta 1895, cuando fue declarada inoperante por la existencias de nuevos y mejores mercados.

Cerca del Muelle de Luz construyó un muelle en 1834, con un vivero para conservar los pescados que traían sus embarcaciones.   Contó con una casa de altos de mampostería y azotea con cuatro almacenes y 3/4, el varadero y un gran colgadizo de tres naves, tenía un terraplén y un corral de tortugas que servía de alimento para los barcos que se avituallaban para cruzar el océano Atlántico.

Tenía dos barcos careneros en Casablanca, con los que avituallaba los barcos negreros que iban a África. Otro de los grandes negocios en el gobierno de Tacón fue la venta de negros emancipados en alta mar por negreros. Eran vendidos por Marty, entre 6 y 10 onzas de oro.

En 1840 los valores de don Pancho se cotizaban altos, amigo del gobernador de turno y de otros influyentes hombres de negocio en la ciudad.   Solicitó por conducto del Capitán General, como empresario de los teatros habaneros, que se le otorgara permiso para mejorar los edificios donde se encontraban, esperó obtener del Ayuntamiento la autorización.   Además se comprometió con el gobernador Tacón, en construir un teatro que fuera digno de la ciudad, pagado con gran parte de su dinero, y el trabajo de los presidiarios alojados en la cárcel habanera que luego llevaría por nombre Teatro Tacón, el más importante y concurrido.

Sin embargo, a pesar de tener grandes influencias en el gobierno colonial, en 1857 trató de crear la Empresa Industrial Española de Pesca, en La Habana para tener toda la pesca bajo su control, así como su proceso industrial y el comercio, pero en esta ocasión el Capitán General Don José Gutiérrez de la Concha le denegó la autorización, alegando las dificultades que esto le traería con otros empresarios,  que también eran influyentes.

En el devenir del tiempo y su agitada vida de una aventura en otra, el hombre que llegó sin nada a La Habana y poseyó una fortuna, falleció el 28 de mayo de 1866. Su muerte dio lugar a un gran litigio judicial por la herencia entre todos sus descendientes que eran numerosos.

 



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