REMEMBRANZAS. Fernando Ortiz (+Fotos)

Eldonita de Martha Ríos
2019-07-15 23:33:20

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Casi 88 años vivió Fernando Ortiz amando esta tierra de la que estuvo prendado como novio fiel. Fotos: Archivo

Por Martha Ríos

Catorce años faltaban para el comienzo en Cuba de la Guerra Necesaria (1895-1898) contra el régimen colonial español, cuando nació en La Habana, Fernando Ortiz Fernández, el 16 de julio de 1881, devenido portento de humanista e intelectual.

Al año de vida, su madre se lo llevó para la isla mediterránea de Menorca y regresó a los 14. Luego expresaría que a pesar de la lejanía geográfica nunca sintió distancia de su tierra natal.

“Volví a mi patria y vi que esta era tan hermosa y digna como me lo había enseñado mi madre; y porque yo la quería antes de conocerla, me fue fácil seguirla queriendo y sufrir sus penas en aquellos cruentos años de la reconcentración de Weyler y de la guerra por alcanzar su estrella”, escribió.

Solo ese sentimiento explica su entrega a Cuba. De su país quiso saberlo todo, o casi todo lo relacionado con la vida de su gente, sus sueños, costumbres…

Por eso se dedicó a estudiar e investigar profundamente la antropología, la etnología, el folclor, la lexicografía, la historia y la política de la mayor isla de Las Antillas.

Tanto conoció de esos componentes sociales que otro gran cubano, Juan Marinello (1898-1977), lo llamó ‘El tercer descubridor de Cuba’.

Pero no se contentó con exponerlos, sino que defendió los valores intrínsecos, los genuinos de la cubanía. Y lo hizo en diferentes trincheras.

Una de ellas fue el Grupo Minorista al que perteneció. También como abogado denunció cuanta discriminación generaba el imperialismo en el país; hasta realizó un proyecto de Código Criminal Cubano.

De su amplio catálogo como escritor descuellan obras de la talla de ‘Contrapunto cubano del azúcar y el tabaco’; ‘Los negros brujos’; ‘Preludios étnicos de la música cubana’; ‘Los bailes y el teatro de los negros en Cuba’; y ‘Catauro de cubanismos’, valiosas fuentes que son patrimonio de la nación.

Fernando Ortiz fue quien primero habló en Cuba de transculturación; y muy bien explicó este vocablo para referirse al abrazo de culturas.

“Es como en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos”, decía.

Los principios que sustentaron la vida de este cubano digno, lo acercaron a personas de su estirpe: Rubén Martínez Villena y Pablo de la Torriente Brau, a quienes escogió como secretarios en el bufete donde trabajaba.

Martínez Villena

Villena dijo de él: “Mañana, cuando triunfen los buenos; cuando se aclare el horizonte lóbrego, y se aviente el polvo de los ídolos falsos; cuando rueden al olvido piadoso los hombres que usaron máscara intelectual o patriótica y eran por dentro lodo y serrín, la figura de Fernando Ortiz con toda la solidez de su talento y su carácter, quedará en pie sobre los viejos escombros, y será escogida por la juventud reconstructora para servir como uno de los pilares sobre los que se asiente la nueva República”.

Casi 88 años vivió Fernando Ortiz amando esta tierra de la que estuvo prendado como novio fiel, y a la que sigue regando con su savia para que sucesivas generaciones de cubanos puedan perfeccionar su vocación de ser mejores seres humanos.



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