por María Calvo
Cuántas veces usted ha escuchado la frase o exclamación de ¡Se mató como Chacumbeles!, cuando hacemos referencia a alguien que ha hecho algo en su contra.
Chacumbeles, personaje popular cuyo nombre verdadero era José Ramón Chacón Vélez, nació en 1912 en Santa Cruz del Sur en la provincia de Camagüey. Desde pequeño descubrió su pasión por el circo, y su sueño era ser un gran trapecista.
En 1932, con veinte años de edad un violento ciclón azotó su pueblo natal con vientos que superaban los 250 kilómetros por hora, el cual arrasó por completo con el poblado dejando más de 2,000 fallecidos e increíbles pérdidas materiales.
José Ramón logra salvarse junto a su adorada perra Lolita, pero pierde a su padre y todas sus pertenencias a consecuencias del huracán.
Luego de la tragedia decide, con el poco dinero que logra recuperar, emprender un viaje a la Habana, siempre acompañado de su fiel Lolita.
En la capital, además de ganarse la vida vendiendo flores en el Parque Central, José Ramón consiguió empleo como aprendiz de trapecista en el circo Santos y Artigas, que en aquel entonces tenía como la gran estrella del espectáculo al célebre trapecista de origen polaco Bronislav Korchinsky, quien alcanzó la fama internacional como El Gran Korchinsky.
Las habilidades como trapesista aumentan por día, conocido como un nuevo y gran talento de los aires escoge el nombre de Chacumbeles, y llega a incorporar a Lolita, su perra, al acto que representaba.
Cuando Korchinsky se marcha para los Estados Unidos, cumpliendo con una oferta de trabajo, Chacumbeles queda como la estrella de la cuerda floja y se convierte en el primer cubano que ejecuta un triple salto sin red.
En estas actuaciones conoce, y da participación esporádicamente, a Ilona Szabo, una bella emigrante húngara, quien termina convirtiéndose en su amante, sin jamás pensar que sería la causa de su muerte.
Poco tiempo después llega a Cuba, huyendo del racismo de los Estados Unidos, un norteamericano de raza negra llamado Harry Silver, que cantaba, bailaba tap, hacía malabarismos y tocaba el banyo quien se incorpora al circo.
Un día, en que Chacumbeles estaba ejecutando su acto junto a Lolita, desde esa altura pudo observar cómo su amante se besaba apasionadamente con Harry. Eso lo hizo desconcentrarse, perder el equilibrio y caer, al suelo junto a su perra, que desgraciadamente muere al ser aplastada por su cuerpo.
Pasó los siguientes seis meses en el hospital con serias lesiones que lo tuvieron al borde de la muerte y además quedó con el dolor de haber perdido a su perrita y lo inhabilitaron para seguir trabajando en el circo.
Chacón Vélez, consigue trabajo en la policía patrullando el Parque Central, y estando patrullando el mismo parque que lo vio llegar a La Habana, sumido en la más profunda depresión, por la muerte de su amada mascota, la traición de la mujer que amaba y el fracaso de su carrera como acróbata de circo, una noche del mes de abril Chacumbeles se quita la vida usando su arma de reglamento.
Cuenta la historia que el destino hizo justicia y no dejó sin pasarles la factura a los dos causantes de su trágico destino, a la húngara y a el norteamericano, pues ambos tuvieron un funesto final.
Ilina Szabó, ignorando todas las advertencias de sus amigos y familiares, abandonó Cuba y se marchó a Francia. Los nazis, que habían invadido ese país, la capturaron como judía e internaron en un campo de concentración, donde murió.
El norteamericano de raza negra, Harry Silver se convirtió en un personaje famoso y se dedicó con vehemencia a las mujeres blancas, pero al regresar a su país como se había acostumbrado a vivir una vida de Dios de Ébano en Cuba, intentó atreverse a estar con una mujer blanca y esa noche el Ku Kux Klan lo sacó a golpes y patadas de su casa, por lo que al día siguiente amaneció colgado de un árbol, además, había sido castrado, por lo que le pusieron su miembro en la boca, a modo de advertencia a los negros que pensaban en meterse con blancas.
Y esta es la historia de Chacumbeles, un pobre muchacho, que sobrevivió los embates del ciclón de 1932, que se hizo un famoso trapecista del circo Santos y Artigas y que se quitó la vida como consecuencia del mal amor de una mujer.
Después de su muerte, en 1941, Chacumbeles pasó a la inmortalidad en una canción compuesta por Alejandro Mustelier, y grabada por el reconocido Trío Servando Díaz, quien suprimió la “s” final de su nombre y lo convirtió en “Chacumbele”, con aquel estribillo que dice: “Ay Chacumbele, él mismito se mató”. (Recopilación de Internet)