El Santísima Trinidad se construyó en Cuba

Eldonita de Maite González Martínez
2020-07-24 07:08:02

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Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Armada Española tuvo 237 navíos de línea, construidos de 1687 a 1853, de los cuales alrededor de un centenar fueron botados en el Astillero de La Habana, entre ellos el navío de línea más grande de su época, El "Santísima Trinidad”, por lo que recibió el apelativo de Escorial de los mares, debido a sus grandes dimensiones y diseño.

Su astillero estratégico fue el Arsenal de La Habana, donde se construyeron la mayor parte de ellos, dada la abundancia de maderas preciosas y la seguridad del puerto capitalino fortificado.

Según datos del libro El astillero de La Habana y la construcción naval 1700-1750, de José Manuel Serrano Alvárez, el costo de la fabricación de El Santísima Trinidad fue de 40 mil ducados españoles y se utilizaron para su confección maderas preciosas como caoba, júcaro y caguairán, transportadas hacia la capital desde el poblado de San Jerónimo, en la provincia de Camagüey.

Matthew Mullan, ingeniero naval irlandés encargado de su construcción, falleció al comienzo de las obras y su hijo Ignacio tomó el relevo para culminar el buque en sus líneas maestras, mientras que Pedro Acosta se encargó de dar forma a las estancias del mismo donde irían ubicadas las 112 piezas iniciales de artillería.

A gran ritmo se hicieron los trabajos de construcción y montaje, y en octubre de 1768 los habaneros miraron sorprendidos la elevación que exhibía el buque en el dique, el cual tuvo que ser alargado 30 metros para acomodar el esqueleto del buque- después de que se hubiese ensamblado la tercera y definitiva batería.  Los mástiles fueron ensartados antes de diciembre y el 2 de marzo de 1769 las 2.200 toneladas de madera preciosa se posaron suavemente en las aguas de la bahía habanera.

Luego de dos años de trabajo, se terminó la embarcación en octubre de 1769 y el 20 de marzo de 1770 el comandante general del apostadero Juan Antonio de la Colina ordenó elevar una de sus anclas y darle a la vela.

El titán español empezó a moverse lentamente inspirando temores para cualquier adversario, sin embargo, nació con problemas de navegación, razones que le ocasionaron modificaciones para mejorar su flotabilidad.

El imponente navío, buque insignia de la marina española a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, contaba cuatro puentes, 140 cañones, y más de mil marinos a bordo.

La marina de guerra española estaba considerada como la mejor del planeta a principios del siglo XVIII y sus navíos como un ejemplo a seguir por las otras armadas.

El 12 de abril de 1770 los lugareños apostados a la entrada de la ría gallega de Vigo presenciaron cómo El Santísima Trinidad, bajo el mando de Joaquín Maguna, hacía su entrada en la rada tras su viaje desde el Caribe.

Participó en numerosas batallas, navegó por 36 años hasta que encontró su final el 21 de octubre de 1805 durante la batalla de Trafalgar, punto culminante de la navegación a vela.

Fue apresado por los ingleses después de haber sufrido serias averías, pero un temporal ocurrido el día 24 impidió que se lo llevaran. Finalmente quedó hundido para siempre en la zona de Trafalgar. Y aunque se han logrado recuperar cañones y otros elementos, la mayor parte del barco sigue bajo el agua.

Un proyecto en conjunto de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y los ingenieros canadienses Ken y Jane  Woods, una maqueta del navío única de su tipo en Cuba, cuya confección duró tres años por los detalles y peculiaridades que posee, fue llevada al Museo Castillo de la Real Fuerza.



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