por María Josefina Arce
Argentina y Brasil con gobiernos ahora partidarios del modelo neoliberal se han unido para atacar a Venezuela y su Revolución Bolivariana. Durante su repudiada visita a territorio argentino, el presidente brasileño, el golpista Michel Temer, en contubernio con su homólogo Mauricio Macri amenazaran con sacar a Caracas del MERCOSUR, Mercado Común del Sur.
Tanto Macri como Temer desde su llegada a la presidencia, uno a través de elecciones y otro por medios nada limpios, han arreciado sus agresiones e injerencia en los asuntos internos de la vecina Venezuela, que en un comunicado de su cancillería rechazó el ultimátum para mantenerse en el mecanismo regional.
Venezuela denunció que la postura de Macri y Temer atenta contra la estabilidad de ese bloque de integración económico, comercial y social, conformado también por Uruguay y Paraguay, país este último que igualmente se ha unido a los ataques de Argentina y Brasil.
Recordemos que las tres naciones se opusieron a que Caracas asumiera el pasado 29 de julio en Montevideo, Uruguay, la presidencia pro témpore del mecanismo, al que se sumó hace cuatro años la nación suramericana.
Curioso es que ambos mandatarios dijeron estar preocupados por la situación de los derechos humanos en Venezuela, pero nada dijeron sobre sus respectivos países. Olvidaron que tanto en Argentina como en Brasil se han intensificado los despidos de los trabajadores y se ponen en peligro cada día las conquistas sociales de los anteriores gobiernos progresistas.
Temer y Macri con esos lapsus mentales que parecen ser una característica dominante de la derecha, olvidaron la guerra económica de que es objeto el pueblo venezolano, que ha visto como los empresarios privados acaparan mercancías y suben de manera escandalosa sus precios.
Parecen olvidar también las campañas mediáticas y la violencia promovida por la derecha para lograr su objetivo de llegar al poder y engrosar sus cuentas personales.
Venezuela ha denunciado que el plan en su contra consta de acciones ilegales e ilegítimas, desconociendo los principios y paradigmas que fundamentan el modelo integracionista, para implantar el autoritarismo, la intolerancia y la discriminación.
El hecho es que el ingreso de Venezuela al MERCOSUR no solo supuso ventajas desde el punto de vista comercial y económico para ese país, gracias a los intercambios e inversiones con otras naciones del continente, como Brasil y Argentina, sino que su ingreso también ha aportado sustancialmente al bloque.
Con su incorporación el Mercosur pasó a estar conformado por 270 millones de habitantes, lo que equivale al 70 por ciento de la población de América del Sur, con un Producto Interno Bruto de 3,3 billones de dólares y un territorio de más de 12 millones de kilómetros cuadrados.
Sin embargo, ahora los gobiernos de derecha del bloque intentan expulsar del mecanismo a Venezuela, que a pesar de las constantes agresiones ha impulsado bajo su Revolución Bolivariana una diplomacia de paz basada en el respeto a la soberanía de los pueblos y naciones del mundo.
