Cuba, Territorio Libre de Analfabetismo

Eldonita de Arlettys Guevara
2016-12-21 17:11:22

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Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Habana, 21 dic (RHC) Hay algunos que se están retirando por la lluvia, pero nosotros estamos seguros de que ningún brigadista "Conrado Benítez", ningún brigadista obrero "Patria o Muerte", ningún maestro, ningún trabajador de la enseñanza abandonará este sitio en el día de hoy por mucho que llueva. ¡Y que llueva mucho si es necesario, para que así sea más feraz y más rica nuestra naturaleza!....(1) Esas fueron las primeras palabras del máximo líder Fidel Castro Ruz cuando la noche del 22 de diciembre de 1961 declaró a Cuba, en la Plaza de la Revolución José Martí, como Territorio Libre de Analfabetismo.

Posteriormente, ante más de cien jóvenes alfabetizadores allí reunidos, se izó la bandera que proclamo ante el mundo la hazaña educativa cubana, se había ganado una colosal batalla como diría Fidel en su discurso.

La fecha, devenida Día del Educador, que rememora ese momento histórico, derrumbó cuatro siglos y medio de ignorancia.

“El que sabe enseña al que no sabe” lema de la Campaña convertido en principio para la acción, fue un factor determinante para movilizar con carácter voluntario la fuerza alfabetizadora.

Hasta 1959 Cuba no poseía programa alguno de erradicación del analfabetismo y solo algunas labores aisladas realizadas por algunas instituciones religiosas o sociales que cubrían una ínfima parte de las necesidades de una población de más de 100 mil iletrados.

Aquel día las palabras de Fidel resumieron el esfuerzo y el compromiso de los educadores cubanos, quienes con su amor y sacrificio han hecho posible que el país marche entre los de la vanguardia en la enseñanza.

De igual manera la Isla presta en Latinoamérica y otras regiones del orbe sus valiosos servicios en la erradicación del analfabetismo en otros países del mundo subdesarrollado mediante el programa de enseñanza cubano “Yo sí puedo”.

Hoy más que nunca recordamos a Fidel, el mayor Educador, cuando esa noche de 1961 en la Plaza de la Revolución hablo a los allí reunidos: Cuando se dijo que Cuba iba a liquidar el analfabetismo en el solo término de un año, aquello parecía una afirmación temeraria, aquello parecía un imposible. Nuestros enemigos posiblemente se burlaron de aquella promesa, posiblemente se rieron de aquella meta que nuestro pueblo se trazara. Parecía imposible, porque era realmente difícil cumplir en tan breve espacio de tiempo un cometido semejante. ¡Y es verdad! Aquella habría sido una tarea imposible, pero habría sido una tarea imposible para un pueblo que viviera bajo la opresión, habría sido una tarea imposible para cualquier pueblo del mundo, excepto que esa tarea se la hubiese planteado un pueblo en revolución Solo un pueblo en revolución habría sido capaz de desplegar el esfuerzo y la energía necesarios para llevar adelante tan gigantesco propósito.

Y ese es el gran mérito de nuestro pueblo en América, el haber demostrado que un pueblo que vivió siglos de opresión, de coloniaje, primero español, imperialista después, un pueblo que vivió siglos de ignorancia y de explotación, un pueblo pequeño a 90 millas solamente de la metrópoli imperial más reaccionaria y más poderosa del mundo como potencia imperialista, no como potencia mundial.

¡Qué vergüenza para el imperialismo que trató de ahogar en sangre esta noble cruzada de nuestro pueblo! ¡Qué vergüenza para el imperialismo que en medio de la cruzada nos atacó! ¡Qué vergüenza para el imperialismo, cuyos esbirros a sueldo asesinaron maestros, asesinaron brigadistas "Conrado Benítez" y asesinaron brigadistas obreros "Patria o Muerte! ¡Qué vergüenza para el imperialismo que, sobre la mancha de sangre que constituyó el crimen de Conrado Benítez, sobre la mancha eternamente ignominiosa de sangre y de cobardía que constituyó el asesinato de Manuel Ascunce, sobre la mancha eternamente aborrecible del asesinato del obrero que se fue a enseñar a los campesinos, Delfín Sen Cedré; qué vergüenza para el imperialismo comprobar que el crimen fue inútil, comprobar que el asesinato de un maestro humilde de nuestro pueblo, Conrado Benítez, se convirtió en 100 000 brigadistas "Conrado Benítez"!

La Revolución, después de haberles pedido el esfuerzo que han hecho en la alfabetización, después de haberles pedido que llevaran por valles y montañas la enseñanza, ahora les pide que se hagan técnicos, que se hagan ingenieros, que se hagan economistas, que se hagan maestros, que se hagan instructores de arte, que se hagan artistas, que se hagan profesores…(2)

Hoy, 55 años después de esa epopeya, y cuando resulta cada vez más preocupante la tasa mundial de iletrados, nuestro país posee cientos de miles de profesionales en este sector y una red de centros e instituciones que permiten llevar la educación a cualquier rincón del país y presta su cooperación solidaria en otros rincones del mundo.

http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f221261e.html (1 y 2)



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