Por: Guillermo Alvarado

En medio del más absoluto silencio electoral la ciudadanía de Ecuador aguarda las pocas horas que faltan para los comicios de este domingo, cuando se realizará la primera ronda de votaciones con el propósito de escoger a presidente, vicepresidente, 137 miembros de la Asamblea Nacional y cinco diputados al Parlamento Andino.

En total ocho candidatos aspiran a ocupar el Palacio de Carondelet y más de tres mil pugnan por alguno de los escaños en el organismo legislativo en un evento que llama muchísimo la atención más allá de las fronteras nacionales por los efectos que tendrán sus resultados en el futuro inmediato de la región.

De imponerse la dupla formada por Lenin Moreno y Jorge Glas, propuesta por el movimiento Alianza País, se frenará la oleada derechista que azota a Latinoamérica y que provocó cambios en Argentina y un golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.

Este embate, denominado generalmente como “la restauración conservadora” busca poner fin al ciclo progresista e integrador y hacer retroceder al área a los años oscuros del neoliberalismo y el sometimiento al dictado de los mercados, las transnacionales y los intereses imperialistas.

Para lograrlo no han dudado en echar mano de los recursos más bajos, en una verdadera guerra sucia donde abundan las acusaciones sin fundamentos, pruebas o testigos contra candidatos o gobiernos que favorecen a los pueblos.

La campaña electoral ecuatoriana no estuvo exenta de esta actividad de baja estofa, que tuvo como blanco a la dupla Moreno-Glas, pero de manera particular a éste último a quien se pretendió vincular con actos de corrupción que nunca fueron demostrados.

Igual que ocurrió en Brasil contra Dilma, los propagadores de mentiras fueron los mismos y verdaderos corruptos, entre ellos un exministro y dos banqueros prófugos de la justicia y que hallaron refugio en Estados Unidos, donde organizan entrevistas y encuentros con la prensa, sin que la policía se moleste por localizarlos o detenerlos, a pesar de existir contra ellos una orden internacional de captura.

Lo que está en juego en Ecuador este domingo son dos conceptos diferentes del mundo, de la vida, la política y el futuro de los pueblos.

Alianza País busca continuar con el proceso de transformaciones de la Revolución Ciudadana que mejoraron la calidad de vida de millones de personas y fortalecieron la independencia y soberanía nacionales.

Del otro lado hay partidos políticos que de una manera u otra pretenden dar marcha atrás a estos cambios para afincar el poder de los grupos económicos locales y foráneos, que sueñan con restaurar su dominio.

Si ninguno de los candidatos a la presidencia alcanza más del 40 por ciento de votos y una diferencia de diez puntos sobre su inmediato seguidor, habrá una segunda y definitiva ronda el 2 de abril.