Por: Guillermo Alvarado
Las autoridades electorales de Venezuela realizaron un simulacro de la elección para los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, ANC, quienes estarán encargados de redactar una nueva Carta Magna que servirá como marco legal para superar la crisis que sufre el país, atizada por una derecha intransigente y violenta que es estimulada y financiada desde el exterior.
Las conclusiones del evento señalan que existe una gran voluntad política entre la ciudadanía para asistir a las mesas electorales el 30 de julio, cuando ocurrirá el evento considerado crucial para el futuro de la nación.
El ensayo tenía como propósito familiarizar a los electores con el sistema de votación y hacer las comprobaciones técnicas y organizativas de tal manera que ese domingo todo funcione con rapidez y normalidad.
Tranquilidad, afluencia masiva, participación y alegría caracterizaron esta prueba de acuerdo con responsables en distintas regiones del país, lo que demuestra la acertada idea del presidente Nicolás Maduro de convocar a la Constituyente para propiciar el diálogo y enfrentar la violencia opositora.
Pero hubo otros simulacros en la Patria de Bolívar, organizados precisamente por los enemigos, de adentro y afuera, de la Revolución. Figura entre ellos la convocatoria a un plebiscito que sin ningún respaldo legal, pues esa forma de consulta popular no aparece en la Constitución, hizo la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática, MUD.
Llamó poderosamente la atención que casi inmediatamente terminar esa prueba los medios de comunicación internacionales sacaron, como conejos de chistera de mago, cifras de participación que no están avaladas por ningún respaldo serio. Según estos medios, que lo repitieron hasta el cansancio, asistieron siete millones de personas a votar contra la ANC, esto es, según ellos, contra el presidente Maduro.
¿De dónde obtienen ese dato, si no hubo padrón electoral, listado de participantes, actas de votación ni controles para evitar que una persona votara cuantas veces quisiera y donde le diera la gana y, para colmo, incineraron inmediatamente las papeletas?
Más que ante un simulacro, estamos ante una gigantesca simulación inflada al extremo por medios que ya demostraron su capacidad de mentir, engañar o adormecer a su incauta audiencia, que sólo escucha lo que quiere oír.
Con más descaro que mesura, la MUD llamó a cinco testigos internacionales, cinco expresidentes de la región, para avalar su “plebiscito”, con tan mal tino en la selección que ninguno de ellos merece en su propio país el menor crédito.
Llamaría a la risa, si no fuera un asunto tan serio, que sujetos como el costarricense Miguel Ángel Rodríguez, sancionado por corrupción, o el mexicano Vicente Fox, carente de cualquier prestigio, vayan a Venezuela a dar lecciones de “democracia”, concepto del cual ignoran sus principios elementales como demostraron durante sus desgobiernos.
Si, la MUD también hizo su simulacro, de intervencionismo al nivel más rupestre, de desamor a su patria, a su historia, de irrespeto a la soberanía y la independencia. Nos permitieron comprobar lo que son: violentos, mentirosos y sedientos de un poder que el pueblo les arrebató, y no les piensa devolver.
