Por: Roberto Morejón
Como una maldita sierra eléctrica se precipitó el huracán Irma sobre municipios del norte de Cuba. Se trata de una metáfora expresada por una damnificada de Yaguajay, ciudad que junto a Caibarién destaca entre las más castigadas del país.
Una gigantesca operación de rescate de esas dos localidades ejecutan pobladores y trabajadores de la telefonía y electricidad junto a colaboradores de varias provincias cubanas.
Conocida como la Villa Blanca, Caibarién tiene casi 38 mil habitantes, muchos dedicados a la pesca, cuya empresa fundamental recibió fuertes daños.
Los vientos huracanados y las penetraciones del mar que avanzaron 400 metros sobre tierra firme destruyeron cubiertas, enseres y postes del tendido eléctrico, con impacto negativo en el suministro de energía.
En la ciudad de Yaguajay, sus casi 60 mil habitantes todavía comentan sobre la potencia del huracán Irma y la destrucción de Playa Vitoria, vaquerías e instalaciones para la cría de cerdos.
Expertos expusieron con asombro que las ráfagas de más de 200 kilómetros por hora desprendieron los anclajes originales de puertas del antiguo Ayuntamiento Municipal, estimado el edificio más sólido de Yaguajay.
Sin embargo, los habitantes de esas ciudades, capitales de municipios del mismo nombre, no están sumidos en el desconcierto.
Sin negar que muchos sintieron pánico ante el meteoro, los trabajadores de la pesca en la Villa Blanca restablecieron algunas líneas para procesar el alimento en la planta dedicada a esos fines, ayudados por grupos eléctricos autónomos.
Igualmente quedó restablecido el tránsito, aunque con limitaciones, por el camino de piedras sobre el mar que enlaza a Caibarién con los cayos del norte de la central provincia de Villa Clara, urgidos de alistarse antes de la temporada alta del turismo.
Las faenas para borrar la catástrofe también avanzan en Yaguajay, en la central provincia e Sancti Spíritus.
El fondo habitacional, cuyo 40 por ciento se consideraba en mal o regular estado antes del cruce de Irma, demorará en recobrarse, aunque a los damnificados los alientan las facilidades de pago para adquirir materiales dictadas por el gobierno.
Nadie descansa en Yaguajay y Caibarién, en la certeza de que las consecuencias de un evento meteorológico de tal magnitud solo pueden contrarrestarse con la unidad.
Las autoridades convocan a salir adelante con la misma entereza e inteligencia con que el héroe de la lucha insurreccional Camilo Cienfuegos quebrara la resistencia de fuerzas de la dictadura de Batista en Yaguajay, en mil 958.
La recuperación llegará, a un ritmo más lento del deseado, pero consistente hasta disiparse el ensordecedor ruido de aquella sierra eléctrica en que se transformó Irma.