Por: Maria Josefina Arce
Hablar de Monsanto es hablar de daños al medio ambiente y la salud. La transnacional norteamericana, adquirida en los últimos tiempos por el grupo farmacéutico alemán Bayer, ha sido noticia en numerosas ocasiones por su larga historia de perjuicios al ecosistema y la vida causados por los productos hechos a partir de la modificación genética de los cultivos y semillas y por su incursión en otras áreas igualmente polémicas.
Por ejemplo, es responsable del agente naranja que fuera utilizado por las fuerzas norteamericanas durante su agresión a Vietnam en el siglo pasado. Calificado como uno de los compuestos más tóxicos de la guerra química fue esparcido sobre más de dos millones de hectáreas de bosques del sur del país asiático.
De acuerdo con el Instituto de la Academia Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, la población civil, en especial los niños, fue la más afectada por el empleo de este herbicida.
Todo tipo de cáncer, defectos congénitos, afecciones cutáneas y trastornos hepáticos, entre otros, fueron las consecuencias del agente naranja, que décadas después de terminada la confrontación bélica aún sigue estando presente entre los ciudadanos vietnamitas. La Cruz Roja estima que entre 3 y 4 millones de vietnamitas están actualmente discapacitados o tienen enfermedades graves relacionadas con esa sustancia.
Ahora el gigante de la biotecnología vuelve a acaparar los titulares por los 289 millones de dólares que deberá pagar a un enfermo terminal de cáncer que durante años utilizó un herbicida que contenía glifosato.
Un jurado de California dictó la sentencia contra la multinacional., la cual estimó debía haber advertido a los clientes sobre los peligros de emplear productos que contengan glifosato, que en 2015 fue calificado por la Organización Mundial de la Salud como un cancerígeno probable.
La multinacional sin embargo, insiste en que esa sustancia no es nociva para la salud y justifica su afirmación con estudios y conclusiones de diversas agencias, aunque todos saben que Monsanto también es conocida por sus sobornos a gobiernos y funcionarios públicos para que autoricen sus productos y por desacreditar las investigaciones independientes.
En Estados Unidos, donde más de 750 productos contienen glifosato, hay más de cinco mil demandantes en casos similares y el actual fallo judicial podría generar cientos de nuevas demandas contra Monsanto.
La decisión del tribunal causó satisfacción en diversos sectores y en muchas naciones que han prohibido el uso de este producto en parques y jardines públicos.
En Francia, contraria a la expansión del glifosato, los ecologistas afirmaron que hace décadas que la transnacional norteamericana actúa con total impunidad con la meta de buscar un beneficio a todo coste. Eso implica, señalaron, que ha disimulado la peligrosidad de sus productos.
Para los comunistas franceses la decisión del tribunal estadounidense 'es una buena noticia para todos los que apoyan la urgencia de salir del modelo agrícola actual, que reposa en el uso masivo de químicos, productos cuyo impacto en el hombre y el medio ambiente comienza a ser reconocido públicamente'.
La realidad es que los productos de Monsanto no son bien recibidos por muchos. El pasado año por ejemplo, más de mil organizaciones no gubernamentales de todo el mundo promovieron un Tribunal Internacional popular, que responsabilizó a la multinacional del delito de ecocidio, crímenes de guerra, de violaciones de los derechos a un medio ambiente sano y equilibrado, a la salud y la alimentación, y de quebrantar la libertad científica.