Por: Roberto Morejón
El gobierno y las organizaciones sociales en la capital de Cuba aceleraron la evaluación de las necesidades de viviendas de los damnificados por el paso del potente tornado del pasado día 27.
Atendiendo a la gravedad de los daños en esos inmuebles por un torbellino de viento y polvo que alcanzó los 300 kilómetros por hora, las instituciones en La Habana llevaron las oficinas de gestiones a las demarcaciones devastadas.
Para las personas residentes en cuatro municipios capitalinos con daños en sus domicilios constituyó un aliciente las medidas adoptadas por el gobierno, reunido varias veces en consejo de ministros de manera emergente.
La disminución de precios de insumos de construcción y recipientes de agua y el traslado gratuito a las casas, figuran entre las disposiciones estatales para atenuar la difícil situación de quienes perdieron parcial o totalmente sus hogares.
Las personas en ese trance pueden abonar en efectivo o asociados a créditos bancarios los precios de los artículos asignados para el rescate de sus residencias y reciben subsidios si evidencian ingresos bajos.
De acuerdo con lo expresado en las reuniones del Consejo de Ministros, es prioritario aligerar los ordenamientos para entregar los materiales de la construcción.
Como en anteriores catástrofes naturales, nuevamente el Estado cubano asume parte del financiamiento de los insumos facilitados a los damnificados.
Incluso, ejecutivos de entidades estatales adjudican a los gobiernos de los municipios decenas de recintos subutilizados, para adaptarlos como viviendas.
Los quebrantados por el fenómeno meteorológico saludan la incorporación de estudiantes universitarios de Arquitectura e Ingeniería Civil a los grupos encargados de valorar los daños a las viviendas y recomendar los materiales para el rescate de los inmuebles.
El esfuerzo es gigantesco y reviste gran complejidad en un país con acentuadas carencias habitacionales. Si bien más de dos millones 568 mil viviendas se han edificado desde el triunfo de la Revolución, el déficit es de poco menos de un millón.
Precisamente, está en marcha un abarcador programa en Cuba para aumentar la producción local de materiales de la construcción y complementar las entregas de la industria.
El paso de un violento tornado hace más ardua, pero NO frena la referida estrategia y mucho menos quedan sin respuestas los apremios de los habaneros perjudicados.
Como ocurre en estos momentos embarazosos, la población de La Habana, y de toda Cuba, practica la solidaridad y entiende el imperativo de involucrarse en el esperanzador programa de la vivienda.