Por María Josefina Arce
La emigración debe ser una opción, una alternativa de cada ciudadano y no una obligación o necesidad por las difíciles y pésimas condiciones de vida en sus países, y la falta de voluntad de gobiernos para poner en marcha programas sociales en beneficio de los más vulnerables.
En la actualidad millones de personas se ven obligadas a desplazarse hacia otros territorios por conflictos bélicos, la inseguridad o el hambre y miseria imperante en las zonas donde habitan.
Las caravanas de inmigrantes centroamericanos que buscan entrar en territorio estadounidense evidencian la falta de oportunidades en la región y la gran violencia generada por carteles de las drogas, traficantes de armas y personas y pandillas juveniles.
Miles de ciudadanos del área han puesto en riesgo sus vidas y han marchado desde sus naciones de origen hasta la frontera de México con Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades para sacar de la miseria y el hambre a sus familias.
Es una situación compleja que ha llevado a una mayor militarización por Estados Unidos de la línea común con México y a un recrudecimiento de la política antiinmigrantes del presidente norteamericano, Donald Trump.
Pero la situación sería otra si hubiese existido una voluntad política de las naciones del área para crear empleos, garantizar la salud y educación a todos los ciudadanos y en sentido general, mejores condiciones de vida.
Las políticas neoliberales puestas en marcha durante décadas en la región que han conllevado a la privatización de la salud, la enseñanza, bajos salarios y pensiones y el saqueo de los recursos naturales por las grandes transnacionales solo han generado una mayor desigualdad social.
De ahí que en las últimas horas la CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, haya presentado el Plan de desarrollo integral El Salvador, Guatemala, Honduras y México.
La propuesta, nacida del plan firmado por los jefes de Estado de estas cuatro naciones el pasado 1 de diciembre en México, pretende construir 'un espacio de desarrollo' en esta zona y busca abordar con 'una mirada propia' la relación entre la migración y el desarrollo.
La iniciativa busca el crecimiento económico, el bienestar social, la sostenibilidad ambiental y los derechos y seguridad de las personas. También se enfoca en la seguridad humana y los derechos humanos de los migrantes.
Entre las recomendaciones de la CEPAL para los Estados de la región están desde elevar la inversión al menos a una meta del 25 %, eliminar los privilegios fiscales, elevar la recaudación, así como destinar recursos a la inversión pública y el gasto social.
El organismo de la ONU propone igualmente construir sistemas de protección social universal en materia de salud, educación, ingresos, cuidados y pensiones, promover movilidad laboral y aumentar el gasto social en al menos 2 puntos del Producto Interno Bruto.
Cooperación y compromiso político de gobiernos y organismos internacionales para llevar adelante este plan de desarrollo es lo que hace falta, y empezar así a crear opciones para todos en una Centroamérica que tiene bastantes deudas que saldar con sus ciudadanos.